De los grandes pisos de antaño se ha pasado a los minúsculos estudios de una sola habitación que a la vez hace las funciones de sala de estar, con una esquina donde se encuentra escondida una minúscula cocina. Y un anexo donde se encuentra un cuartito de baño cuyas dimensiones no van más allá del plato de la ducha. La verdad es que no hay sitio para casi nada, ni para tener plantas. Algunas personas tienen que conformarse con un pequeño bosque de bonsais como el que se observa en la fotografía, realmente precioso y a un precio muy asequible. Ese bosque, pequeño y a medida de un piso pequeño —aunque también sirve para un piso grande—, servirá de entretenimiento con sus necesarios cuidados cotidianos, y servirá, también, para observar el inexorable paso de las estaciones. Y sin olvidar que, con los debidos cuidados, un bonsai puede vivir muchos más años que algunas personas.