Algunos de ellos, ahora inexistentes, todavía perduran en el recuerdo de quienes conocieron de primera mano las especialidades de sus meretrices, y también de quienes simplemente oyeron hablar de las maravillas que acontecían en aquellos lugares catalogados de perdición. Las libertades de hoy permiten una transparencia que antaño era inexistente, y cualquier negocio equivalente se anuncia abiertamente en los medios de comunicación. Pero no siempre ha sido así. La fotografía muestra lo que queda de uno de los burdeles vigueses más famosos de los años sesenta del siglo veinte, el conocido como “Villa Marujita”, donde un conjunto de mujeres complacía los caprichos sexuales de la clientela masculina, una ruina que ha perdido todo el esplendor y el misterio de otros tiempos.