Esta fotografía ha sido tomada hace dos años o tres años en la Ría de Vigo. Ahora no importa la fecha exacta, salvo que era primavera. La foto muestra la ventanilla del barco que hace el transporte de la ría, igual que la ventanilla de un gran camarote. Le he llamado ventanilla, por cierto, y quizá debiera haber dicho escotilla, que es como habla la gente de la mar. Pero yo no lo soy, aunque me gusta. De cualquier modo, no deja de ser una ventana como las que tenemos en nuestras casas, en nuestros barcos de confinamiento. Esas ventanas a las que nos asomamos de vez en cuando para echar una ojeada y observar el mundo desde nuestra atalaya, para tomar conciencia de que aún seguimos vivos.
Me gusta mucho esa imagen a nivel del mar con el velero navegando al otro lado del cristal y la costa de O Morrazo a lo lejos, desdibujada en la distancia y en medio de la bruma. Es el recuerdo de una tarde tranquila regresando a Vigo desde Cangas, con la familia y rodeados de gente, disfrutando del balanceo de las olas y de la luz del atardecer, todos juntos en el camarote.