Es preciso darle la enhorabuena al Concello de Vigo por la iniciativa de las rampas rodantes de la Gran Vía, además de la desaparición de otras barreras arquitectónicas que se han salvado con ascensores y escaleras mecánicas.
Sin duda, el antiguo bulevar de la Gran Vía era una maravilla, pero lo cierto es que no lo utilizaba prácticamente nadie. Al precio de estas rampas mecánicas hay que añadir el valor de la desaparición del bulevar, sin embargo, la comodidad para la ciudadanía es notoria.
Esas medidas permiten la movilidad a miles de personas a las que la subida por la Gran Vía les resultaba imposible. Esperemos que la transformación continúe hasta la Praza de América. Enhorabuena.