Este pequeño establecimiento de venta de gofres ha cerrado sus puertas. El motivo no es la crisis, sino la jubilación de su propietario. Porque a pesar de ser un negocio pequeño tiene ganancias constantes, a tenor de las grandes colas que se formaban en la calle para hacerse con uno de esos pasteles.
La Real Academia Española (RAE) define gofre como “pastel de masa ligera, cocido en un molde especial que le imprime un dibujo en forma de rejilla”. El nombre de gofre viene, precisamente, de la acción de estampar motivos en relieve. Una vez preparada la base del pastel, y como bien saben quienes consumen esos productos, la rejilla se rellena de chocolate o de otras delicias. Incluso se ha visto por la propia Rúa do Príncipe a alguna gaviota en vuelo rasante llevarse de la mano el gofre de una clienta.
Sería una lástima que nadie se atreviera con la continuidad de este negocio, porque, a pesar de la crisis, sigue con una clientela fiel.