En el balcón de un céntrico edificio de la ciudad de Vigo se exhibe un maniquí vestido únicamente con una camiseta del Mundial de Fútbol 2010. En la camiseta puede observarse la palabra España junto al mapa de África. Pero el paso del tiempo ha descolorido la inscripción y el dibujo, porque la fotografía sí es reciente, pero el campeonato se celebró en el año 2010 y el muñeco permanece desde entonces en el balcón y vestido de esta guisa aguantando el viento, la lluvia y los temporales. El muñeco, subido a esa tribuna urbana, parece estar por encima de la vida que acontece en la calle y pasa inadvertido a la vista de los viandantes, más atentos a la moda que se muestra en los escaparates, a los músicos callejeros, o un posible encuentro con los amigos y conocidos. Sin embargo, tan sana y curiosa afición futbolística de su dueño bien merece, por lo menos, la consideración de mostrarlo aquí para que todo el mundo pueda tomar ejemplo de que el fútbol debe ser un juego limpio y divertido en el que no deben caber los insultos, los desprecios, el juego sucio, y, mucho menos, la violencia.