Sin embargo, no llegamos a saber si el gato vigila al pájaro porque el dueño se lo ha encargado para que los amigos de lo ajeno no se lo lleven con la jaula incluida, o si el felino esconde ocultas intenciones como ocurre en los cuentos y en las películas de dibujos animados.
Quizá la solución al dilema sea la propia jaula, que restringe la libertad del pájaro a cambio de la seguridad que le confiere. Por ese motivo, esta imagen urbana que pasa inadvertida a la mirada de los transeúntes representa un buen tema para debatir sobre la privación de la libertad como método de seguridad personal, algo a lo que las grandes fortunas están acostumbradas.