Hoy, 59 años después, las Heladerías Capri siguen endulzando la vida de los vigueses de todas las edades. Esta es su historia.
Marco de Cesero
Marco de Cesero (imagen de la derecha) nació en 1921 pero como suele decir él, conoce el dato porque se lo dijeron, ya que era muy pequeño para acordarse. La familia De Cesero estaba radicada en Igne, provincia de Belluno, desde hacía varios siglos. Igne se encuentra a unos cien kilómetros al norte de Venecia en plenos montes Dolomitas, se trata de una región eminentemente maderera gracias a sus poblados bosques. Además de la madera y de su industria derivada, los habitantes vivían también de las actividades agrícolas y ganaderas. Pero Igne era tambien conocido en Italia en el siglo XX por tener un número importante de habitantes dedicados al negocio de la producción de helado artesano.
Transportista y maestro heladero
Marco de Cesero tuvo una vida agitada en su juventud ya que con 20 años participó con el ejército italiano en la 2ª Guerra Mundial, llegando a estar prisionero en un campo de trabajo alemán.
En la guerra Marco se encontraba en la zona oriental de Alemania que hoy corresponde a Polonia. Cuando en 1943 Mussolini es derrocado, Italia cambia de bando pasando a combatir al lado de los aliados, por lo cual los alemanes hacen prisioneros a los italianos que luchaban a su lado.
A causa de lo cual Marco pasó del frente de guerra a un campo de trabajo en la misma zona alemana en la que estaba combatiendo. Acabada la guerra, Marco vuelve a Igne y se casa con su novia Alma el 16 de diciembre de 1950.
Crea una empresa de transportes con su cuñado Angelo, con dos camiones para transportar leña y madera por toda la región. Lamentablemente la empresa no prosperó y tuvo que ce-rrar.
Marco tenía familiares directos que se habían hecho heladeros y pensó que ahí se le abría una oportunidad. Un tío suyo estaba establecido en San Sebastián desde los años 30 y le ofreció que estuviera con él una temporada para aprender el oficio.
Estuvo dos temporadas (desde abril a octubre) en la capital donostiarra y Marco acabó dominando el oficio de maestro heladero. Ahora sólo quedaba decidirse por una localidad para establecerse.
Muchos heladeros italianos habían emigrado a Alemania pero Marco prefirió España. Un primo suyo era también heladero en A Coruña y le comentó que a unos 150 kilómetros al sur había una localidad con una economía pujante que podía ser interesante para establecerse.
Marco vino a Vigo, vio su puerto y su industria naval y pesquera y estuvo de acuerdo con su primo en que era un buen lugar para establecer su negocio.
Heladería Capri en Carral nº 4
Dicho y hecho, en mayo de 1956 Marco y su esposa Alma se vinieron a nuestra ciudad con sus dos hijos Avia y Giacomo para fundar la primera heladería italiana.
La pareja tendría tres hijos más, Carlo, María y Giorgio, nacidos en Vigo. Marco y Alma encontraron un pequeño local en el número 4 de la calle Carral (foto de la derecha), que les sirvió para establecer su negocio y su vivienda. Los comienzos como recuerda Marco fueron duros. Estaban en otro país y tenían que poner en pie su negocio.
Marco comenta que él estaba acostumbrado al trabajo de transportista y a los espacios abiertos y se le hacía muy cuesta arriba estar encerrado en su pequeña heladería.
Marco elaboraba helados de ocho sabores, a saber, avellana, café, chocolate, nata, mantecado, limón, fresa y tutti-frutti. Por curiosidad diremos que vendían la bola de helado a dos reales (50 céntimos de peseta).
Su esposa Alma no hablaba nada de español pero eso no fue obstáculo para que rápidamente se hiciera entender en su nueva ciudad. Con las pescantinas de la plaza de abastos del Berbés entabló buena relación y enseguida fue una clienta muy apreciada.
2 copas de Oro
Marco se presentó al concurso de maestros heladeros de la “Mostra Internazionale del Gelato Artigianale di Longarone” de 1972 y 1973. El primer año con una receta de helado de avellana y el segundo con un helado de café. En ambos concursos ganó la Copa de Oro. (Junto a estas líneas, Marco recogiendo uno de los trofeos ganados en los concursos de la Copa de Oro)
Heladería en la Alameda y la saga continúa
En 1982 el negocio crece ya que la familia De Cesero decide abrir una nueva heladería en la Plaza de Compostela. Es un local amplio con un buen obrador donde se puede trabajar más cómodamente que en el de la calle Carral.
Por esas fechas su hermana Avia se hace cargo de la antigua heladeria La Ibense, en la calle Velazquez Moreno que pasa a llamarse Capri-2.
En 1992 Carlo opta por cambiar de aires y decide irse a Alemania a trabajar en el sector de la heladería, allí muy desarrollado por miles de italianos que emigraron en su día. Se establece en la zona de Münster en el norte de Westfalia, trabajando como maestro heladero y también en la hostelería gestionando varios locales de la ciudad alemana.
Pero en 2004 decide poner fin a su etapa alemana y vuelve a Vigo. Retoma el local de la Plaza de Compostela y lo remodela completamente, consiguiendo una heladería moderna y funcional que se inaugura el 29 de junio de 2005.
Hoy 59 años después, Carlo, hijo del maestro heladero Marco De Cesero, sigue endulzando la vida de los vigueses con su helado artesano traído desde los Dolomitas.
Fuente: 25 Empresas del Vigo de siempre. Ed. Cardeñoso.
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