De confirmarse su autenticidad, y a tenor de lo que se observa en la fotografía, con el calzado deportivo y la bicicleta al hombro, ya estaría adaptado a nuestros tiempos.
O quizá se trate de alguno de sus descendientes. Sea como fuere, y tal como están las cosas en nuestro mundo actual, es posible que exista una legión de hombres y mujeres invisibles que recorren a diario las calles y plazas de nuestras ciudades sin que nadie repare en su existencia, quizá en las puertas de algunas iglesias o en alguna boca de metro.