En 1862, el sacerdote D. Domingo Blanco Lage (1809-1886), natural de Mondariz, descubrió el manantial de Troncoso. Parece ser que Domingo en su época de estudiante cruzaba todo los días el río Tea para dirigirse a O Vilar, parroquia en la que vivía su profesor de gramática latina.
Uno de esos día se percató de que en el manantial de Saidoiro surgían numerosas burbujas, por lo que se decidió por probar aquella agua. Vio que su sabor era distinto del agua potable y no le dio más importancia.
Cuando Domingo ya era sacerdote se dedicó a buscar recetas y fórmulas de medicamentos para curar enfermedades de sus feligreses. Uno de estos enfermos, le solicitó un tónico para curar sus problemas estomacales, y le sugirió tomar aguas medicinales, en concreto las aguas del manantial de Troncoso (a la izquierda, fuente de Troncoso). A los tres días el enfermo se curó.
Al comprobar los efectos de aquellas aguas el sacerdote tomó una muestra y la llevó a analizar al farmacéutico de Ponteareas que certificó que eran aguas medicinales al igual que las de Verín. Posteriormente la Universidad de Santiago de Compostela estuvo de acuerdo con el dictamen.
En vista de las propiedades del manantial Domingo acondicionó la zona para que las crecidas del rio no invadieran el manantial construyendo un muro y una arqueta con un caño a modo de fuente.
Enrique Peinador Vela
Sabino Enrique Peinador Vela (Pontevedra 1847 – Mondariz 1917) finaliza el bachillerato en 1865 en su ciudad natal y comienza los estudios de Medicina en la Facultad de Santiago de Compostela. Obtiene la licenciatura en 1869 y comienza a interesarse por la especialidad de Hidrología Médica, disciplina poco desarrollada hasta entonces.
Enrique Peinador (imagen de la derecha) se dedicó en aquellos años a recorrer los balnearios y centros de hidroterapia de Galicia para conocer la realidad de primera mano. Gracias a sus estudios y su interés, es nombrado en 1871 director interino del balneario de Caldelas de Tui y al año siguiente se le nombra miembro del Cuerpo de Médicos de Baños.
Es en 1873 cuando se origina una epidemia de viruela en O Grove y Enrique es designado para combatirla. Tuvo éxito en esta tarea por lo que fue condecorado con la Cruz de las Epidemias. Suponemos que al haber trabajado en este municipio pudo conocer a fondo la isla de La Toja y su balneario creado en 1842.
Un año antes en 1872, es cuando Enrique Peinador (con la ayuda de su hemano Ramón) redescubre y pone en valor los manantiales de Mondariz y sus propiedades. Los hermanos Peinador pudieron obtener la declaración de aguas mineromedicinales de utilidad pública el 16 de junio de 1873, por parte del gobierno de la I República, registrándolas como Aguas de Mondariz, si bien eran conocidas como Aguas de Troncoso.
Enrique Peinador, ya con los papeles de propiedad del manantial, crea con su madre y su hermano Ramón la empresa Sra. Viuda e Hijos de D. Ramón Peinador. A la muerte de su madre Isidora, la empresa pasó a llamarse Aguas de Mondariz de Hijos de Peinador.
Las aguas una vez analizadas, se comprobó que poseían los siguientes elementos: gas carbónico, bicarbonatos, calcio, sodio y hierro y se podían prescribir en casos de enfermedades intestinales y del aparato digestivo en general, procesos catarrales, enfermedades cutáneas, diabetes o artritis.
La Fuente de Gándara es otro de los manantiales que han hecho famosa la localidad de Mondariz Balneario. Enrique Peinador pudo hacerse también con su propiedad tras negociaciones con su propietario Bautista Blanco Valiño, después de lo cual Peinador comenzó a dignificar el lugar, construyendo un edificio para los agüistas y una verja de protección, algo muy parecido a lo que hoy es la fuente de Troncoso al lado del rio Tea.
La planta embotelladora
Mencionábamos antes que la declaración de utilidad pública de las aguas se fechó en 1873, pues bien, cuatro años más tarde se comenzó a envasar el agua para que los agüistas pudieran seguir disfrutando de ella en sus propios domicilios, de esta forma se consiguió una via de financiación muy importante para poder construir años más tarde los grandes edificios de la estación termal.
En sus comienzos se procedió a realizar la tarea de embotellado en un edificio situado al lado de la propia fuente de Gándara, de una forma muy precaria y casi sin maquinaria. Aún así se dice que en 1877 se embotellaron cerca de un millón de botellas. Tres años después abre la Casa de Baños y comienza el turismo termal.
Fue el hijo del fundador, Enrique Peinador Lines, quien se encargó de mejorar las instalaciones de la embotelladora a base de construir una nueva planta anexa al pabellón de la fuente. El local rectangular tenía unas dimensiones de 28 metros de largo por 9,25 metros de ancho, poseía grandes ventanales y estaba construido en granito.
El proyecto corrió a cargo del arquitecto porriñés Antonio Palacios y a su compañero de trabajo Joaquin Otamendi. Poseía dos plantas, en la planta baja había dos departamentos que se utilizaban para lavado, esterilizado, llenado y encorchado de las botellas y en la planta alta los destinados al etiquetado, capsulado y empaquetado de las mismas. Se construyó en el solar antes ocupado por la antigua Casa de Baños.
El edificio citado se terminó en 1912. En 1915 sabemos que se embotellaban 10.000 botellas diarias. Anexo a la planta había un pabellón dedicado a talleres y otro que en su parte alta servia de vivienda para el gerente de la empresa. En el edificio hoy remodelado, se encuen-tra el SPA Palacio del Agua.
La nueva industria tuvo gran éxito de forma que consiguieron comercializar el agua en toda Galicia, Madrid y otras ciudades españolas, además de exportarla a Portugal, Brasil, Argentina y Cuba.
Se envasaba en dos tamaños de botella, la pequeña de 350 gramos y la grande de 700 gramos. Por curiosidad diremos que el precio de la grande en 1916 era de 0,75 pesetas y 0,56 la pequeña.
En estos años dada la calidad de las aguas, éstas fueron presentadas a multitud de certámenes y exposiciones españolas y europeas consiguiendo multitud de premios y galardones. (A la derecha, periódico «La Temporada», que recoge el 50 aniversario).
La empresa Aguas de Mondariz continuó desarrollándose durante todo el siglo XX, a mitad del cual construyó una nueva planta en el ayuntamiento vecino de Mondariz. El boom económico de los años 60 tambien fue aprovechado por la empresa aumentando su distribución y sus puntos de venta.
En los años 70 y 80 Aguas de Mondariz entra en una etapa de decadencia ya que no renueva sus instalaciones ni su producto. En 1988 la nueva dirección se hace cargo de la empresa y comienza el renacimiento de la marca.
Renacimiento de Aguas de Mondariz
Javier Solano Rodríguez-Losada ha sido el artífice del cambio que ha sufrido la empresa desde 1988. Se ha dedicado en su vida profesional a gestionar y reflotar empresas en problemas, por lo que en 1988 le ofrecieron ocuparse de la compañía y para ello Javier Solano, Juan Rubio y una serie de amigos constituyeron la empresa Fuentes de Mondariz, S.A.
Cuando llegó a las instalaciones de la empresa vio un panorama desolador. La empresa eran en realidad dos, una propietaria de la marca Mondariz y otra de Fuente del Val. La marca Mondariz se embotellaba en la antigua embotelladora y Fuente del Val en la planta situada en el ayuntamiento de Mondariz que envasaba las marcas Fuente del Val y Trinaranjus. (A la izquierda, el primer logo de Aguas de Mondariz).
Las empresas poseían el 1% del mercado nacional del agua de mesa y las instalaciones estaban completamente obsoletas, la producción se envasaba en vidrio y una parte en PVC. A pesar de este panorama tan sombrío, Javier Solano y Juan Rubio no se arredraron y se pusieron manos a la obra.
Decidieron fusionar las dos empresas en una. Remodelan la planta de Mondariz para disponer de unas modernas instalaciones y Mondariz será tambien la marca elegida de la empresa. Además de relanzar la empresa embotelladora, los nuevos gestores soñaban con que el balneario y las instalaciones hoteleras de Mondariz Balneario volvieran algún día a disfrutar de su antiguo esplendor. En aquellos momentos había que tener mucha fe para creer que ese sueño se podría hacer realidad.
El nuevo equipo consiguió construir una planta embotelladora de última generación, implantó el envase de tipo PET de botella de base cuadrada, que ocupa menos espacio y comercializó el agua a través de una gran campaña publicitaria con el lema “Cuanto más bebes, más te gustas”. El éxito no tardó en llegar pasando del 10% al 42% en ventas en el mercado gallego en 1992.
De esta manera se consiguió que la empresa volviera a tener una gran presencia en el mercado nacional y que volvieran a exportar a paises como Francia, Alemania, Austria, Suiza y Portugal, además de comercializarla en gran cantidad de paises americanos desde el norte hasta el sur. En 2005 consiguieron ser la empresa de aguas con mayor tasa exportadora de España.
La empresa hoy
Hoy Aguas de Mondariz es otra vez una empresa puntera en el mercado de aguas minerales, gracias a dos productos diferenciados, Mondariz y Fuente del Val.
Aguas de Mondariz obtuvo en 2012 las 3 estrellas en el Superior Taste Award, un premio otorgado por el Instituto Internacional de Sabor y Calidad de Bruselas, que reconoce el sabor y la excelencia del producto. Si Enrique Peinador pudiera ver el renacimiento de su empresa y de su complejo termal se sentiría orgulloso de ver que su obra, más de un siglo después, es otra vez “El Palacio de las Aguas”.
Fuente: 25 Empresas del Vigo de siempre. Ed. Cardeñoso.
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