Está claro que ya no se arreglan los desperfectos de la estatua dedicada a Manuel Castro ubicada en la Rúa Príncipe, de Vigo. La ciudad no puede sucumbir ante el vandalismo urbano, cuanto más cuando en las inmediaciones de la estatua existe una cámara de vigilancia y se podría identificar a los autores. Sea como fuere, en su estado actual resulta un tanto desconcertante, sobre todo para los foráneos, que encuentran la estatua de una persona con unos periódicos bajo el brazo y que está señalando al cielo. Así las cosas, podrán interpretar que el precio de la prensa se ha puesto por las nubes y que se trata de una protesta simbólica, o que el homenajeado era un aficionado a los temas ufológicos y que está emulando al entrañable ET de la película de Spielberg. A ver si lo arreglan y Manuel Castro recupera la dignidad que le corresponde.