Mucho antes de que Samil fuese la playa más popular de la ría de Vigo, y estuviese dotada de hoteles, muros, paseos, piscinas, aparcamientos o pistas de patinaje, hubo un hito que lanzó este arenal al estrellato turístico. Fue el llamado Pabellón de Ourense, la primera construcción que se levantó en la emblemática playa viguesa para atraer a los visitantes hacia el estuario de la desembocadura de Lagares.
En el año 1940, la Compañía de Tranvías Eléctricos de Vigo ordenó construir en Samil este balneario, con un espectacular bar con balconada, donde de día podían solazarse los bañistas y de noche se celebraban bailes y conciertos.
En la foto del Archivo Pacheco encontramos la imagen del Pabellón de Ourense, que fue una idea más de la compañía tranviaria para obtener ingresos atípicos. Además, así promocionaba el ramal con la playa que fue inaugurado en 1945.
Es cierto que el turismo playero en Vigo venía de antiguo. Desde la segunda mitad del siglo XIX se fueron abriendo casas de baños con casetas de madera próximas al mar, algunas de las cuales eran móviles para permitir remojarse discretamente, evitando miradas curiosas. La más famosa de ellas fue La Iniciadora, situada en la playa junto a la batería de A Laxe y construida a todo lujo en 1903 bajo un proyecto del arquitecto Jenaro de la Fuente. Aquí ya había salones lujosos, bares, zonas de descanso y baños. Años más tarde, inaugurarían un nuevo edificio en la recién construida calle Cánovas del Castillo.
Pero en esa época los chapuzones en el mar tenían un carácter terapéutico y elitista. Y que, en Vigo, las playas se llenasen de gente y se fuesen desplazando hacia el Oeste fue responsabilidad en gran parte de la compañía de tranvías.
En 1926, Tranvías inaugura la línea que comunica Vigo con Baiona, que salía de la calle Uruguay y discurría hasta la estación de la Florida para seguir rumbo a A Ramallosa por el mismo trazado que hoy recorre la carretera entre Vigo y Baiona por la costa.
Aquella línea del tranvía a Baiona contaba con ocho apeaderos y cinco estaciones. Algunas, como las de Coruxo y Canido aún siguen en pie, rehabilitadas o en ruinas. El problema es que la estación más próxima a Samil era la de Muíños, que obligaba a dar un paseo hasta la arena. Así que, en 1940, la compañía levantó el Pabellón de Ourense, para atraer a los playistas.
La empresa quería explotar la belleza de Samil y, de paso, atraer viajeros en una parada intermedia antes de llegar a los arenales del Val Miñor. Así que se realizaron las obras para la conexión directa con Samil gracias a un ramal que llegaba hasta muy cerca del pabellón y daba la vuelta.
Aquel Pabellón de Ourense era una instalación lujosa, que imitaba los antiguos balnearios europeos. Quizá por esta razón, pronto fue conocido popularmente como El Balneario. Su terraza ofrecía vistas espectaculares en un momento en el que Samil se mantenía casi virgen, sin el paseo que destruyó sus dunas, con la marisma del Lagares en todo su esplendor y con bonitos pinares que flanqueaban sus arenas. Por la noche, en el Pabellón de Ourense había conciertos y bailes. Las instalaciones se convirtieron en uno de los lugares de diversión preferidos en la ciudad, dotado además de un cómodo acceso gracias al tranvía.
En las imágenes de Pacheco todavía podemos admirar la sólida construcción de aquel edificio en primera línea de playa e imaginar las idílicas puestas de sol de 1940, con Samil y las islas Cíes de fondo, mucho antes de la creación de Instagram, en el soberbio y elegante Pabellón de Ourense.
Otros artículos de Eduardo Rolland:
Vigo en 1830, en la pionera descripción de Sebastián Miñano
Aquella última nevada en Vigo de 1987
Azaña, enamorado de Vigo: “Es novísimo, rico y a todo lujo”
Vigo, en las imágenes aéreas del Vuelo Americano de 1946 y 1956
1946: Cabalgata de Reyes para niños ‘con carné de pobre’
250 años del nacimiento de Cachamuíña
Cuando tocó la Lotería de Navidad en la Casa de la Collona
La Navidad de la gripe del 18 en Vigo
La importancia de apellidarse Vigo
El río Oitavén, verdugo de un escándalo en TVE
Vigo, en la Lucha contra el Enemigo Mundial
50 años del Citroën GS, un éxito también vigués
Siete historias clave de la fortaleza del Castro
Los cinco buques de guerra «HMS Vigo»
“Si las mujeres saben coser, ¡bien pueden aprender a conducir!”
Cuando Nostradamus ‘profetizó’ la batalla de Rande
130 años de la calle Elduayen, la primera Travesía de Vigo
Pases pro bus: 40 años de una revolución en Vigo
La ‘Captura de Vigo’: la olvidada invasión británica
La Toma de Vigo vista desde Inglaterra
Verdades y mentiras del «Polycommander»