Es evidente que este pez enorme colocado en la Gran Vía de Vigo, próximo a la Praza de España, se está muriendo. Las plantas que recubrían su superficie están muertas. Lo cierto es que nunca fue un derroche de vitalidad, o siquiera de buena imagen, pero en estos momentos su estado resulta penoso, con una imagen horrorosa. Lo más triste es que está ubicado en una zona por donde entra gran parte del turismo de la ciudad. Además, el pavimento que en su día se inauguró como algo espectacular, formado por unas pantallas electrónicas que mostraban unos peces que se movían cuando alguien pisaba encima, ahora está totalmente quieto, estropeado. ¿Por qué no se conservan las cosas que se inauguran? ¿Por qué se hace lo mismo que los niños cuando se aburren de los juguetes? ¿Por qué esos caprichos? Ya se sabe que inaugurar es mucho más agradable y rentable en votos, pero las inversiones de la ciudad hay que mantenerlas adecuadamente. Además, si se abandonan a su suerte, como este pez, luego resultan mucho más caras.