Han ido pasando los años y las corporaciones y la ciudad no ha podido disfrutar de una planificación que pudiera dar respuestas a las necesidades urbanas a 20 años vista, para que en el futuro Vigo tuviera una ordenación propia del siglo XXI.
Pero no es absolutamente exacto que Vigo no haya tenido un plan de arquitectura y urbanismo. Lo tuvo y su autor fue un grande de la arquitectura del primer tercio del siglo XX. Su nombre era Antonio Palacios, nació en la localidad pontevedresa de O Porriño y fue unos de los grandes arquitectos españoles de todos los tiempos, capaz de proyectar el Teatro García Barbón en Vigo o el Palacio de Comunicaciones de Madrid (hoy el Ayuntamiento de la capital).
Pero volvamos al plan del arquitecto porriñés. Ya en 1908 Palacios expone por primera vez sus proyectos sobre la urbanización de vigo a un grupo de vigueses que querían levantar la «Exposición de Industrias del Mar».
En 1919 Palacios ha concluido su primer estudio sobre la urbanización de nuestra ciudad y lo presenta el 13 y el 16 de septiembre de ese mismo año, dentro de un ciclo de conferencias organizadas por la sociedad La Oliva.
El arquitecto define su plan a través de dos grandes vías: La Atlántica y la Cornisa. La Vía Atlántica corre paralela al mar y la Cornisa pasa vuela sobre la ladera del Castro bajando despues hacia las playas.
El Plan Palacios diferenciaba además varias zonas en la ciudad, cada una con una función propia. La zona industrial estaba fijada detrás del monte de La Guía, donde iría toda la industria relacionada con el mar. La zona portuaria vendría a continuación llegando hasta la zona del Arenal, seguida de la zona pesquera y por último la zona balnearia, que comprendía desde la playa de Samil hasta Bayona
Ahora bien, Palacios en su plan ponía el foco en la zona «administrativa» que contaba con una gran avenida que bajaba desdde la acrópolis en lo alto del monte hasta la etación marítima, conformando la Vía Galicia, que vertebraría todo el centro de Vigo y que contaría con grandes edificios oficiales.
Entre estas grandes construcciones estarían el Palacio Municipal a la altura del castillo de San Sebastián y en lo alto del Castro el Palacio Regional. Esta gran avenida estaría flanqueada por magníficos edificios administrativos donde se gestionarían materias como la hacienda, la sanidad, la justicia o la cultura.
La zona comercial y de viviendas comprendería la zona etre la Puerta del Sol, Policarpo Sanz, García Barbón, Colón y Pi y Margall. Palacios proyecta también una zona balnearia en el área de playas articulada a través de la Vía Atlántica, con cien metros de ancho con grandes edificios y un Casino de verano. Contempla en el límite de la ciudad la estación de ferrocarril proyectando una línea subterránea, que partiendo de Urzáiz atravesaría el monte del Castro en dirección a la playa. Entre el Castro y Samil estaría el hipódomo.
Esta ciudad de veraneo debería contar con todo tipo de servicios, para poder albergar a una gran población en la época estival. Después de Samil, Palacios contempla la creación de una zona de ciudad-jardín para que Vigo pudiera crecer hasta los 400.000 habitantes, por ello hace continuar la Vía Atlántica hasta el estrecho de Rande, donde los ferry-boats comunicarían ambas orillas de la ría.
Antonio Palacios deja registrado en su plan otras zonas con fines como eran, la zona universitaria, la médico-sanitaria, la ferroviaria, la forestal, la militar, la zona de viviendas económicas y la de espacios libres.
El proyecto tiene una gran acogida en la ciudad y Jaime Solá director de la revista Vida Gallega, es el encargado de darlo a conocer con amplia difusión.
El 1 de diciembre de 1932 Palacios firma el proyecto definitivo que aprueba la alcaldía el 26 de enero de 1934.
Pero como siempre las fuerzas vivas de la ciudad no estaban de acuerdo, entre ellas los colegas de Palacios Jenaro de la Fuente hijo y Manuel Gómez Román y el ingeniero Ramilo Pascual.
Estos técnicos elaboran un informe anti-plan basado en razones técnicas y económico-financieras. Tachan al plan de antiguo y decimonónico advirtiendo que su viabilidad económica no es asumible, diciendo lo siguiente: Afirmamos rotundamente que el proyecto de Palacios lejos de favorecer el incremento de la población y producir los beneficios de que se habla, constituye una seria amenaza a los intereses de todos.
El Plan Palacios sería desechado en febrero de 1937.
Por cierto, ¿cuándo podremos los vigueses contemplar una maqueta en condiciones de lo que pudo ser una gran oportunidad para la ciudad? Nuestro Alcalde tiene la respuesta.
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