Las palomas, a pesar constituir el tradicional símbolo de la paz y de tener una imagen muy tranquila y amigable, constituyen un problema de higiene muy grave para la población, sobre todo, para los establecimientos comerciales y para las casas particulares. Anidan en cualquier rincón, producen ruido y suciedad, y, en definitiva, resultan muy molestas. Muchas personas las defienden e incluso les facilitan comida y aprovechan su compañía, pero las molestias y los problemas higiénicos son grandes e innegables. Sirva como ejemplo esta imagen que muestra un letrero que se ha tapado para evitar los nidos porque llenaban de suciedad la entrada del comercio. Como puede verse, ellas no se resignan y vuelven a intentarlo buscando un hueco por donde colarse. Con las gaviotas la situación incluso es mucho peor porque su población ha vuelto a aumentar y las terrazas de los bares, sobre todo, sufren las consecuencias. Es preciso controlar estas poblaciones porque una cosa es lo romántico y otra, muy distinta, las incomodidades, la falta de higiene y los peligros que conlleva su realidad cotidiana.