El verano en la ciudad de Vigo es la envidia de casi toda España. La temperatura resulta muy agradable sin llegar a extremos intolerables, obsérvese, por ejemplo, ese termómetro de la fotografía. De vez en cuando refresca e incluso llueve, de tal modo que ni siquiera hay problemas por la falta de agua. Asimismo, no existen problemas de masificación y los precios son bastante equilibrados, con una importante y exquisita oferta gastronómica. Está claro que la ciudad de Vigo y su entorno se ha convertido en un destino turístico de primer orden y eso genera trabajo, buen ambiente y riqueza. Lo que ahora hace falta es que el turismo de Vigo y alrededores no se masifique como ya ocurre en otras poblaciones en las que los habitantes terminan por ser desplazados y los precios se disparan a las nubes.