Lo que fue el gran hospital vigués del franquismo, el “Almirante Vierna”, que en los tiempos de democracia se transformó en “Xeral”, ha sufrido profundas remodelaciones a lo largo de su historia. La ciudadanía viguesa que ya peina canas aún recuerda la gran escalinata de su entrada principal, que se perdió con tantas ampliaciones llevadas a cabo. Muchas viguesas y vigueses nacieron en sus instalaciones, sobre todo en los años cincuenta y sesenta.
En aquellas épocas, el hospital era un punto de referencia que se veía desde toda la ciudad, con su color blanco característico, radiante. Luego, por una extraña decisión, su inmaculado color blanco quedó recubierto con unas planchas de un color verde hospitalario que resultaba horroroso, según la opinión generalizada.
Hoy, después de abandonar de un modo controvertido su finalidad sanitaria para transformarse en Ciudad de la Justicia, vuelve a relucir tal como se observa en la fotografía, imponente y elegante. Pero lo que ahora se pregunta la gente de la calle es con qué van a llenar tanto espacio vacío. Será que la justicia es muy grande, o que el número de sinvergüenzas es inmenso.