La ciudad de Vigo esconde curiosidades y anécdotas de todo tipo. En estos tiempos se valora mucho la calidad de los alimentos y algunas personas se animan a hacerlo todo ellas mismas, desde cultivar productos de la huerta hasta criar animales. Precisamente, nos acabamos de enterar de una familia viguesa que acostumbra a tomar carne de pollo y que ha inventado un método para matarlos con facilidad y sin peligro.
Como quiera que casi todas esas aves cuyo origen está en el sudeste asiático revolotean y amenazan con picar a quien intenta cogerlas con la intención de retorcerles el pescuezo, a estos vecinos se les ocurrió un invento casero de gran utilidad. Concluyeron que para inmovilizar el ave y poder cortarle el cuello sin ningún contratiempo lo mejor sería meter el pollo en un embudo. Luego, bastaría introducir por el agujero más pequeño una mano protegida por un guante para sacarle el cuello y la cabeza y poder decapitarla sin problema. Y como embudo decidieron hacerse con un cono de señalización de tráfico.
Cogieron el coche y salieron en su búsqueda para robarlo, pero una vez porque apareció la policía portuaria y otras veces porque había demasiada gente en las inmediaciones, el caso es que robar un cono de tráfico no resultaba tan fácil como habían pensado. Un día de lluvia volvieron a armarse de valor y pararon el coche junto a las obras de una acera. Vieron para ambos lados por si hubiera alguien, abrieron la puerta, alargaron el brazo para hacerse con el cono, y se marcharon apurados para casa.
Durante varios días tuvieron el cono escondido pensando que alguien podría haberlos visto. Pero los días fueron pasando hasta que se relajaron y pusieron el método en marcha. Con ayuda de una sierra cortaron la punta del cono para agrandar el agujero y que cupiera la mano, y después lo colgaron de un árbol del jardín, tal como puede apreciarse en la fotografía. Finalmente lo probaron con excelentes resultados. Hasta hoy, que sigue funcionando perfectamente en algún lugar de la ciudad de Vigo.