Para los aficionados a la navegación, cualquier pequeña brisa es buena disculpa para desplegar las velas, aunque a veces la calma obliga a utilizar el spinnaker, esa enorme y vistosa vela en forma de globo gigantesco que se monta en la proa y que aprovecha la mínima fuerza del viento para dejarse llevar suavemente sobre las olas, incluso en medio de las abundantes brumas del invierno que convierten la estampa en una imagen casi irreal, como la que muestra esta fotografía tomada en la ría de Vigo en un día en el que la luz del sol trataba de abrirse camino.