Las modas son caprichosas y continuamente cambiantes, y curiosamente se repiten al cabo de los años. Eso es algo que ocurre, por ejemplo, con las corbatas y con las camisas. La longitud de las corbatas va varíando al cabo de los años, igual que los motivos de sus estampados. En cuanto las camisas ocurre algo parecido con sus cuellos, unas temporadas más cortos y abiertos que otros.
Quienes peinan canas también han tenido la oportunidad de haber comprobado lo que ocurre con los pantalones, que van cambiando desde los acampanados hasta los abotinados. Y con los vestidos y faldas ocurre algo similar, unas veces cortas y otras temporadas largas. La moda va cambiando al capricho de quienes la diseñan y marcan sus pautas para mantener activo un negocio que conlleva muchos puestos de trabajo y que mueve mucho dinero. Por eso decimos que las modas son caprichosas y continuamente cambiantes, pero ahí radica el negocio, un negocio que también tiene muchos esclavos.