Los desperdicios van acumulándose en esos recipientes hasta que alguien los retira de la vista, se supone que para darles el reciclado que les corresponda según la naturaleza de cada material. Pero estas bolsas que aparecen en la fotografía llevan mucho tiempo completamente llenas, esperando a que les llegue su momento del retiro, un día tras otro, una semana tras otra, incluso meses. Así llevan abandonadas en una céntrica acera con la amenaza de volcar, provocando molestias a los peatones. Debería existir una vigilancia municipal para evitar estas situaciones tan molestas, ya que las personas que han realizado esas obras —inquilinos, dueños, o siquiera la empresa que las ha llevado a cabo- no se molestan en asumir la responsabilidad que les corresponde para retirar los sacos.