La actual Praza de América, de la ciudad de Vigo, es un buen ejemplo del resultado de una brillante actuación urbanística. A lo largo de muchas décadas de existencia, la plaza había sufrido varias remodelaciones. En su día, el espacio estaba presidido por las cocheras de los tranvías, donde hoy se abre la Avenida de Castelao. Los tranvías condicionaban el tráfico rodado, entonces menos congestionado que en la actualidad, incluso con las vías atravesando la plaza diametralmente.
Las variaciones del entorno siempre estaban supeditadas a la presencia de las vías y al tendido de las catenarias, por las que se deslizaban los pantógrafos o troles para recoger la energía eléctrica que movía los tranvías. Hasta que llegó el año 1968, que fue el último en el que circularon los tranvías. Entonces se realizaron obras y se instaló una gran fuente central que era utilizada como punto de reunión de las grandes celebraciones, sobre todo las de tipo deportivo. Sin embargo, el tráfico se iba haciendo cada vez más caótico como consecuencia del incremento de los vehículos.
Los túneles que comunican la Avenida das Camelias y la Gran Vía con la Avenida de Castelao tampoco solucionaban totalmente el problema. Hasta que el Concello de la ciudad tuvo la acertada idea de convertir el entorno de la plaza y su centro en un espacio urbano que podía ser disfrutado por la ciudadanía, reestructurando el tráfico rodado y respetando e incluso ensalzando la enorme estatua central, llamada “Puerta del Atlántico”, obra de Silverio Rivas. La conversión del espacio central permitió acercarlo totalmente a la ciudadanía, que ahora lo disfruta con espacios amplios, bancos y fuentes luminosas. Además, también se humanizó con bancos y pérgolas la zona donde antaño estuvieron las cocheras de los tranvías, tal como se muestra en la fotografía. El resultado fue una acertada actuación urbanística reconocida por toda la población.