Esta fotografía, tomada a finales del mes de febrero, conjuga la luz natural del atardecer con la iluminación artificial de las calles de una gran ciudad. En esas condiciones, los árboles muestran una imagen que parece espectral y que se combina con la hierba de tonalidades verdes, mientras los caminantes se desplazan, borrosos, sobre una realidad que sólo se percibe con paciencia, sin prisas.