Esta acción absolutamente irresponsable conlleva un gran peligro y en alguna ocasión le ha dado un gran disgusto de graves consecuencias a una persona que trataba de introducir la basura. Un trozo de cristal le seccionó los tendones de una mano y estuvo a punto de perderla. Son acciones anónimas que en la mayoría de los casos se realizan con el amparo de la noche, cuando nadie puede verlo. Y este espejo, por ejemplo, ha sido abandonado en las inmediaciones de un colegio y sólo falta que algún descerebrado le propine una patada, lo rompa en pedazos, y luego vendrán las lamentaciones que ya no servirán para nada. Tampoco podemos pretender que la Policía Municipal esté pendiente y observando cada acción ciudadana, más bien somos nosotros, los ciudadanos, quienes debemos asumir nuestra propia responsabilidad.