Los malos vientos económicos han destrozado con gran rapidez muchos negocios, y algunos de sus pertrechos se han quedado dentro para formar parte de la oferta al siguiente inquilino, como este maniquí que aparece en la fotografía, que espera indolente, y con sus articulaciones mecánicas totalmente relajadas, a quien decida vestirlo para vivir la aventura de un nuevo negocio.