Es imagen de gran belleza, sin duda, pero detrás de ella hay una historia de la que no siempre somos conscientes. En el momento de tomar la fotografía el mar se muestra sereno, azul y brillante, pero no siempre recibe a los pescadores con esa misma quietud y bondad y a veces se cobra vidas. En ocasiones, las aguas están agitadas y el pescador se ve obligado a arriesgar su vida para ganar su sustento diario vendiéndonos luego el producto de su trabajo, un producto que no llegamos a valorar en su justa medida.