En el cementerio del Con (Cangas) son exhumados los restos mortales de Méndez Núñez y conducidos a la fragata Lealtad, para ser llevados a San Fernando, con destino a su definitivo reposo en el panteón de marinos ilustres.
“Todas las avenidas y alturas del muelle de Vigo veíanse el 10 de julio de 1883 invadidas por una multitud de personas, ávidas de dedicar un postrimero adiós al leal marino, que la fragata Lealtad (¡hermosa coincidencia!) había de transportar a San Fernando. Y era la manifestación viguesa un maridaje de pena y alegría: ésta por la ocasión de tributar a su memoria un homenaje de respeto, admiración y cariño, y aquella por la circunstancia de desprenderse para siempre de las preciosas cenizas que, guardadas en el sepulcro del Con, eran preciado tesoro de los hijos de la Oliva, y formaban, al lado opuesto de la ría, encerradas en piedra tosca, un estigma glorioso de las `playas gallegas y un símbolo del destino que impulsó al genio a vivir surcando los mares y a morir también entre el rumor de las salobres ondas”.
“Recogióse, solemnemente el féretro por las autoridades civiles y militares de Vigo, parientes del finado y demás personas importantes de la provincia, y desde la aldea del Con regresaba majestuosamente la comitiva en lanchas y vaporcitos dispuestos ad hoc…, cuando en aquel momento sonó en medio de la ría un cañonazo, y multitud de blancos botes se unieron al cortejo fúnebre, y soldados, oficiales y jefes de la marina que no es la española, formaron en filas detrás del féretro, confundiendo sus banderas con la misma que conquistó la victoria en los mares del Callao. Aquellos hombres, que no hablaban nuestro idioma y que apenas participaban de nuestra raza; los mismos descendientes de aquella marina británica que en Trafalgar despedezaba nuestros buques, empleaba en Vigo la pólvora para saludar con sus disparos al español intrépido, al coloso de la guerra, al titán de las olas” (N. Taboada Fernández. Biografía de D. Castro Méndez Núñez).
Trasladado el féretro a la Colegiata, se celebraron allí solemnes honras fúnebres, para ser embarcado al fin en la Lealtad, entre el estruendo de los cañones y una lluvia de flores del emocionado homenaje popular.
10 de julio de 1876. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).