Algunas expendedurías se han trasladado de sus ubicaciones tradicionales a otras zonas más propicias para el negocio, sin embargo, alguna, como esta de la fotografía, sigue ahí, en el número 66 de la calle Urzáiz, de Vigo, frente al muro de la estación del tren.
Sus paredes han sido testigos de muchos acontecimientos históricos de la ciudad. Incluso en la época de la posguerra española cuando, según cuentan, fue un centro de distribución de racionamiento, algo que va quedando en el olvido y que era propio de un desabastecimiento, de unas carencias que obligaban a limitar los consumos mediante la utilización de unas cartillas, algo que resulta chocante en esta época de abundancia y consumismo.