Se acerca la temporada estival y la afluencia de forasteros —-nacionales e internacionales—- se prevé masiva, bien sea por la repercusión de la controvertida Navidad de Vigo, por la acertada promoción turística basada en la belleza de los alrededores, la gastronomía, las Islas Cíes, las playas y la excelente gastronomía, y, también, y no hay que descartarlo, por la imagen mediática del alcalde Abel Caballero. Sea como fuere, las calles del Casco Vello se llenarán de gentes llegadas de lejos con sus teléfonos smartphone y sus cámaras fotográficas y de video dispuestos a inmortalizarlo todo, incluida esta penosa fachada que está frente a la Colegiata, un punto estratégico que parece un auténtico esperpento. Hace mucho tiempo que el Concello anunció su remodelación a bombo y platillo, pero lo cierto es que el tiempo ha ido pasando y la música se ha ido silenciando. Decir que esto es una vergüenza es algo muy suave.