Pepín estuvo al frente hasta el año 1999, en que suspende pagos por una fuerte competencia, que unido a una plantilla de toda la vida, hacía inviable defender los costes de producción. En ese momento recibe una propuesta de compra por parte de Ruiz Mateos, que entonces tenía Chocolates Trapa, y Pepín, pensando en que sus trabajadores no perderían sus empleos, vende al jerezano la fábrica.
En menos de un año se arrepintió de aquello. Ruiz Mateos se quedó con las marcas y cerró la fábrica. Desde entonces Pepín ya no fue el mismo. Aquel empresario emprendedor dejó paso a un Pepín triste y abatido.
Ayer Pepín, y como siempre sin hacer ruído, nos dejó. Un gran hombre, un gran empresario, un gran padre y sobre todo una buena persona.
Descansa en Paz, Pepín. Todos estos años de bonhonomía te han reservado un sitio especial allá arriba. Los Alonso tenemos un miembro más velando por nosotros Allá arriba. DEP. Que la tierra te sea leve…