Cómo van cambiando los tiempos. Atrás quedaron los históricas y heroicas boticas de las que hoy sólo quedan referencias impresas y alguna que otra instalación musealizada, como el Museo de Farmacia, en Peñaranda de Duero. Antaño, los botes de productos naturales llenaban las estanterías de las boticas, debidamente etiquetados y en un entorno de matraces y de retortas donde la balanza y los morteros también eran algo esencial, del mismo modo que el libro de recetas magistrales.
Como decimos, los tiempos han ido cambiando y los medicamentos y los productos farmacéuticos están totalmente industrializados. Los sistemas de fabricación están automatizados en fábricas y los matares y las retortas se han cambiado por enormes tanques de mezcla y sofisticados reactores químicos. Las recetas magistrales han quedado arrinconadas en los libros de galénica, que se estudia en la facultad.
Así las cosas, los establecimientos farmacéuticos, fundamentalmente, se dedican a un servicio que sigue siendo indispensable: el asesoramiento farmacéutico y la venta directa. En algunos casos, el horario comercial abarca más horas de lo normal con varios turnos de empleados. Sin embargo, en la esquina formada por la Rúa Nicaragua y la Rúa Caracas, de Vigo, existe una farmacia que, además del servicio directo a sus clientes, ya tiene automatizado el despacho de algunos productos. Es un modo de ofrecer el servicio farmacéutico las veinticuatro horas del día sin necesidad de tener abierto el negocio. Una idea excelente para cualquier necesidad fuera de hora.