Fondea en el puerto de Vigo la escuadra franco-española, tras su heroico combate del 22 de julio, contra la armada inglesa, en aguas de Fisterra. Mandaba la flota combinada el irresoluto vicealmirante Villeneuve y las fuerzas españolas el teniente general D. Federico Gravina, a quien se debe la evitación de un verdadero desastre, que hubiera concluido con la captura por el enemigo de todos nuestros navíos, corriendo la suerte del Firme y el San Rafael, arrojados por el viento sobre la línea enemiga.
Los barcos españoles que llegan a Vigo son el Argonauta, donde arbolaba su insignia Gravina, El América, el Terrible y el España, los cuales tuvieron un oficial y diecinueve hombres muertos, más dos oficiales y cuarenta y ocho hombres heridos. El América mostraba las huellas de más de 60 impactos y el España había recibido 26. Solamente en el alcázar y segunda batería.
“Cuando en la mañana del 27 de julio aparecieron las primeras velas de la escuadra combinada por el canal del Norte de la ría de Vigo, todo el pueblo de la villa acudió a los baluartes y baterías del mar para contemplar mejor la entrada de la poderosa escuadra franco-española. Los destrozos que se veían en la arboladura de la división española hacían latir de entusiasmo el pecho de los vigueses, amantes de la marina, por cuanto su ordinaria vida la consagraban a la navegación desde sus primeros años.- Apenas fondeaba la escuadra franco-española, dispuso el almirante Villeneuve que con los escasos recursos del puerto se reparasen las averías del combate y de la larga navegación; para el alivio y mejor asistencia de los 1.300 enfermos del tifus y heridos del combate, se procedió a su desembarco: no habiendo capacidad en el hospital militar y en el civil de Vigo, y teniendo los moradores el contagio de las enfermedades infecciosas, se determinó por las autoridades de la villa, de acuerdo con los almirantes francés y español, que los heridos ocupasen el hospital situado en el castillo de San Sebastián, y que los enfermos del tifus, que podían infestar con la epidemia la villa, pasasen al campamento sanitario que se formó en la playa de Coia, permaneciendo completamente aislados los enfermos en este improvisado lazareto.- En esta ocasión los vecinos de Vigo dieron pruebas de sus sentimientos humanitarios, facilitando camas y ropas a los heridos”. (J. de santiago, op. Cit., pp. 480-81).
Entre los barcos que formaban la división francesa venía el Atlas que fue convertido en hospital flotante para albergar a los enfermos y heridos más graves. Veremos su historia el día de mañana, qué paradógica jugarreta le hizo el destino a esta nave, en el mismo lugar y casi en el mismo día, apenas tres años después.
Villeneuve ordenó que los navíos España y América, como más lastimados en la contienda, fuesen varados en la playa de Guixar, ya que, por otra parte, su escasa marcha les impedía seguir la normal de la escuadra. Quedó así la división española reducida a sólo dos barcos.
“El dinero que habían encontrado en el galeón español que rescataran de un pirata inglés, se utilizó en adquirir víveres y todo lo necesario para la escuadra. Se hizo aguada para un mes, se tomaron víveres frescos, se pagaron todos los sueldos de la gente, habiéndose reanimado el espíritu de la marinería después del combate de Finisterre, que fue el preludio de la tragedia cuyo desenlace sería el gran desastre de Trafalgar.”(J. De Santiago, op. Y loc. Cit.).
27 de julio de 1805. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).