Esta fuente ubicada en la viguesa plaza de América pasa casi inadvertida. Se trata de una alegoría del río Miño atravesando Galicia y presenta un grabado donde dice «O pai Miño», bajo una fecha casi ilegible: 1980. La fuente presta servicio a los viandantes, pero acusa un cierto descuido, como tantas otras que proliferan por distintos rincones de la ciudad. Recordemos que la mayoría de las fincas de la actual avenida de las Camelias estaban llenas de fuentes, igual que el actual Areal, donde otrora los barcos realizaban la aguada. La ciudad de Vigo era -y es- una ciudad de fuentes. La de la fotografía está situada en un rincón de la plaza de América, donde antaño estaba la puerta de entrada de las cocheras de los tranvías. En los años setenta del pasado siglo XX todavía quedaban los raíles de aquel transporte ecológico que convivió con los vigueses durante décadas, hasta que en el año 1968 fueron sustituidos por autobuses urbanos. En ese mismo año y en ese mismo lugar donde estaban las cocheras, comenzaron las obras de la actual avenida de Castelao, que enlaza la plaza de América con la playa de Samil, atravesando numerosas fincas que se convirtieron, de ese modo, en solares urbanos, cambiando la fortuna de muchos de sus propietarios. Y seguro que entonces el agua ya fluía de esa fuente, quizá con otra apariencia que se pierde en la memoria, como tantos otros detalles de esta ciudad que va cambiando a un ritmo tan frenético que cualquiera que no la hubiera visto en varias décadas casi no la reconocería, y es que, como ya daba a entender Heráclito de Éfeso (s. IV a.C.), todo cambia y nada permanece.