Antaño, la zona del Areal era una enorme playa donde fondeaban los barcos para realizar la aguada, y en la antigua finca de “Vista Alegre”, en la avenida de García Barbón, existían algunos manantiales a los que se accedía bajando unas escaleras de caracol con unos rudimentarios peldaños de piedra encastradas en la pared. A su vez, en las laderas del monte de El Castro también proliferaban las fuentes. Como consecuencia de todo esto, en los sótanos y garajes de algunos edificios todavía existen algunas de estas fuentes a las que se ha dejado libre el camino de desagüe para que el agua no arruine las estructuras. Con el paso de los años, algunas fuentes viguesas se han convertido en símbolos históricos, tanto en las playas (“La Fuente”) como en el centro de la ciudad (“Fonte do galo”). Y algunas, en cambio, han desaparecido como consecuencia del progreso, como es el caso de la fuente luminosa que existía en la plaza de España y que había sido donada por el productor cinematográfico de origen vigués Cesáreo González, y que estaba ubicada exactamente donde ahora está la fuente de los caballos. Durante décadas, el Laboratorio Municipal —dependiente del Concello de Vigo— ha sido el encargado de controlar la potabilidad de las aguas de abastecimiento de las fuentes, y algunas todavía presentan el tablero donde se informaba de su salubridad. El actual Concello de Vigo ha recuperado algunas de esas fuentes —tanto de abastecimiento como ornamentales—, y en esta galería recogemos algunas de las más conocidas y características, puesto que la relación completa sería excesiva para enumerarla.