Desde la posibilidad de que las famosas Casitérides romanas fuesen a las Cíes hasta el misterio de los tesoros de Rande, las leyendas, los mitos y las especulaciones no han cesado alrededor de la ría viguesa hasta alcanzar el siglo XX. La mayor batalla de todos los tiempos, la Segunda Guerra Mundial, se disputó muy lejos de Galicia, pero no por ello pasó inadvertida. A lo largo de las últimas décadas, historiadores, escritores, periodistas e investigadores de toda clase han dedicado miles de páginas a tratar la presencia nazi en la costa gallega. Las simpatías del régimen franquista con el levantamiento alemán y el enclave geográfico con fines militares propiciaron que durante los cinco años que duró la contienda las rías gallegas se convirtieran en protagonistas de la mejor película de espías.
Las mil y una historias que narran la presencia de submarinos en Galicia han regresado otra vez a la memoria colectiva la entrada en escena de una teoría que los estudiosos califican de descabellada y que llama la atención del inmenso público. El periodista argentino Abel Basti mantiene que Adolf Hitler no se suicidó, ni mucho menos, sino que huyó a la Patagonia y allí vivió hasta el fin de sus días. En la última entrega de su trilogía sobre el dictador (“El exilio de Hitler”) que acaba de salir a la venta afirma que éste huyó desde España, y concretamente desde Vigo, en un submarino.
La teoría señala que el 26 de junio de 1945, el Fuhrer y su esposa aterrizaban en Barcelona en un avión procedente de Austria. De allí, en un recorrido por el norte de España, alojándose de camino hasta llega a Vigo y embarcar hacia Argentina. “Sabemos que Hitler estuvo en España por un informe del servicio secreto alemán que da cuenta del viaje a Barcelona y se conoce un documento norteamericano, del FBI, que indica que el ejército estaba haciendo todos los esfuerzos para encontrarlo en España”, afirma Basti. El escritor resta fiabilidad al hallazgo de los restos del dictador y a la autopsia que demuestran el suicidio. “La fuga de Hitler está muy acreditada por documentos y testigos, no así el presunto suicidio, una farsa montada por los nazis”, añade.
Las tesis del periodista sudamericano son poco tenidas en cuenta entre los estudiosos. A ningún experto se le escapa que tiene más de campaña de márketing que de veracidad, al igual que ninguno tiene duda de que hubo presencia alemana en Galicia durante la guerra y todavía existen vestigios que lo corroboran. Razonan que ni los aliados hubiesen permitido que huyera ni Franco hubiese dejado pasar la oportunidad de entregarlo, pero las especulaciones no son coto privado de la literatura histórica.
El profesor lucense Juan Carlos Salgado ya cuestiona en un artículo dedicado a la relación entre Galicia y los submarinos, publicado en la Revista Española de Historia Militar, la verosimilitud de muchos de las afirmaciones periodísticas que circulan habitualmente por los medios de comunicación. “Hasta el punto, por ejemplo, de hablar de un combate aéreo entre aviones aliados e ¡italianos! en la provincia de A Coruña en 1942”, señala.
El desfile de la Legión Cóndor por las calles de Vigo para embarcar hacia Alemania tras ayudar a la victoria franquista en España, abrió un periodo de fecunda relación de la ciudad con Alemania. El historiador Antonio Giráldez relata en “1939. La guerra ha terminado… hace sesenta años en Vigo” la supuesta neutralidad que se había decretado tras desencadenarse el conflicto europeo. “A veces la tripulacion de un buque alemán era homenajeada por varias instituciones de nuestra ciudad el mismo día”, señala para añadir que el acta de sesiones del Círculo Mercantil recogía la circunstancia de que los oficiales del acorazado alemán “Deustchland” tuvieran que acudir a otro acto en el Casino.
Yago Abilleira, experimentado submarinista que ha estudiado la presencia de los U-Boat en Galicia, llegó a bucear sobre los restos del último U-Boat hundido en Europa, frente a la costa de Oporto. “Alemania tenía tres petroleros entre Vigo y Ferrol que suministraban combustible, aceite y víveres a los submarinos”, indica. Lo cierto es que existen registradas con documentación alemana un total de 14 visitas de submarinos a las rías para aprovisionarse y están también notificados los testimonios de marineros que habían sido testigos de dichos repostajes.
Abilleira ha investigado también el curioso caso del U-670, que en septiembre de 1946 fue atacado por un bombardero británico al oeste de Fisterra y ayudado a llegar a tierra por dos pesqueros de Bouzas. Aquel submarino amarrado al crucero “Navarra” en Vigo dejó las mejores imágenes conservadas de la presencia nazi. “Estuvieron en la ciudad conviviendo e incluso existe una fotografía de parte de la tripulación firmada por un amigo español”, explica. El U-760, que tras intentarse su reparación queda bajo arresto fondeado en Vigo, fue finalmente trasladado a Ferrol hasta el término de la guerra e incautado por las tropas victorias británicas para su posterior hundimiento.
El periodista Manuel Orío ha profundizado en el tema y escribió “U-Boats, bajo las aguas de Vigo” para el Instituto de Estudios Vigueses. En su artículo, narra la historia de Lothar Günther Bucheim, comisionado por el alto mando para escribir una serie de reportajes al bordo de uno de los sumergibles de la flota germana. “Lo hizo en un tipo VII-C -explica- y su experiencia fue tan rica y tan extremecedora que los trabajos terminaron convirtiéndose en un libro llamado “Das Boot”, que a principios de los 80, derivó en la espectacular película dirigida por Wolfang Petersen”, señala sobre el film que no pudo ser rodado en la ciudad por los problemas de luz, tráfico marítimo y, como no, el escaso parecido que guardaban los nuevos muelles con sus predecesores.
En la ría hay constancia de al menos ocho ocasiones en las que entraron submarinos a repostar y Abilleira indica que “en plena noche accedían a la ría y recibían de los presuntamente mercantes Nord Atlantic y Bessel”. Desde ya antes del inicio de la guerra, la cantidad de barcos fondeados en la bahía viguesa era extraordinaria. Muchos de ellos servían como cisternas para los petroleros que abastecían a los U-Boat y en el famoso libro de Bucheim el protagonista se llega a preguntar “cómo vamos a encontrar el barco al que hemos de dirigirnos en medio de tantos y, además, tan parecidos”.
La estrategia nazi pasaba por vigilar Fisterra, punto de paso para la flota británica, tanto de regreso de América como del Mediterráneo o África y para ellos se dispusieron buques de aprovisionamiento a lo largo de todo el Atlántico, desde Cádiz y Canarias a Vigo y Ferrol. Los resultados de las batallas con los bombarderos yacen varios kilómetros mar adentro, donde el tráfico de mercantes atraía a los torpedos alemanes. Hay constancia de al menos tres submarinos hundidos frente a las Cíes en 1943. El primero fue el U-506, que a las 15.50 horas del 12 de julio recibió el impacto de siete cargas de profundidad lanzadas por un avión norteamericano B-24 “Liberator”. Hubo 48 muertos y sólo seis supervivientes. La Royal Air Force británica hundió un mes más tarde, el 24 de agosto, al U-134 frente a la Ría de Vigo. Al día siguiente, el 25 de agosto, la corbeta “HMS Walflower” y la fragata “HMS Wanderer” logran hundir al U-523 al Oeste de las Cíes. Finalmente, el U-523, del tipo Ixc que entró en servicio el 25 de junio de 1942 al mando del comandante Werner Pietzsch. Se hundió el 25 de agosto de 1943 en el Atlántico Norte, al oeste de Vigo, por cargas de profundidad del destructor británico “HMS Wanderes” y la corbeta británica “HMS Wallfower” muriendo 17 tripulantes y salvándose otros 37.
En cualquier caso, en tierra se guardaban las formas, puesto que España era neutral y no podía prestar ningún tipo de ayuda. La atmósfera estaba rodeada de informadores de ambos lados. Giráldez afirma que “había empresas trabajando para el Reich y espías aliados controlando sus movimientos y el puerto era un hervidero de actividad”. El historiador llega a hablar “no sólo de un apoyo de nuestra ciudad a la causa alemana sino también de un apoyo de Alemania a las causas de nuestra ciudad”.
La fábrica del alemán
Otro de los capítulos que relacionó directamente a Galicia con el nazismo fueron las minas de wolframio, un mineral muy codiciado desde aquella guerra por sus utilidades para la fabricación de armas. También existe la extendida leyenda de que se trataba de una base logística para submarinos. Eduardo Rolland, también historiador y periodista, profundizó en su libro “Galicia en guerra” y el posterior documental “A arañeira” en la que se mencionan las sociedades mercantiles que los alemanes poseían como tapadera con el consorcio Sofindus.ría tan extendida de que se cargaba en los submarinos es totalmente descartada por el profesor Salgado al no existir capacidad de carga. En el Estrecho de Rande, bajo el actual puente por el que discurre la autopista AP-9, todavía existen los restos de la conocidad como fábrica del alemán. La vieja construcción que había sido conservera pasó a ser punto de cargamento del wolfram que en Alemania serviría como aleación para reforzar los blindajes, aunque tam
El propio muelle de Trasatlánticos en el que ahora Corina Porro y Abel Caballero libraron su batalla política, servía en aquellas fechas para cargar el preciado mineral en ingentes cantidades. Los relatos de la obra de Antonio Giráldez indican que “a la luz del día, los alemanes llegaron a cargar hasta 40.000 toneladas de wolfram en el muelle donde actualmente atracan los cableros”.
No es el único vesgio alemán. En tierracenses, en Arneiro, fueron instaladas los primeros radio-faros para facilitar las comunicaciones de los barcos que operaban en la costa gallega. “Al final también las utilizaban los ingles es”, apunta Abilleira. En el Museo Naval de Ferrol también se conserva un ancla con la esvástica y un par de relojes de la Armada alemana. Uno de ellos, que todavía funciona y se encuentra en el despacho del director, también muestra la cruz gamada debajo del águila. Además, en el Museo del Ejército de A Coruña se pueden admirar una pistola y una insignia de un piloto alemán y otro inglés que se abatieron mutuamente y se estrellaron en Galicia.
Documentación aliada y germana de la gran contienda europea permiten ratificar la importancia de Galicia como lugar estratégico de aprovisionamiento para los submarinos, pero todo aquello que se escapa de las informaciones oficiales favorece un universo más imaginario que real en el que la rumorología, como señala el profesor Salgado, se ha encargado de magnificar hasta puntos insospechados. La presencia de Hitler en Vigo es muy poco probable, aunque la novela histórica y de aventuras se mezclen de vez en cuando. La ría de Vigo da para eso y mucho más.
Publicación original en el Xornal de Galicia en junio de 2010.