Recordábamos días pasados la llegada a nuestra ría de la escuadra combinada franco-española, al mando de Villeneuve y Gravina, con las naves quebrantadas y las tripulaciones diezmadas por el tifus y las heridas. El problema del alojamiento de aquellos 1.300 hombres enfermos o heridos no era cosa de fácil solución.
En este día se reúne la Junta de Sanidad, con asistencia del Brigadier D. Nicolás Mahy, Comandante General de Armas de la provincia de Tui, del Capitán del Puerto, del Administrador de Rentas, del Regidor del mes y de los doctores D. Juan Bernárdez y D. Julián Pérez, médico y cirujano titulares de la villa y del Hospital Militar. En el acta de la reunión se dice fueron “oídos los votos consultivos de los facultativos, que constantemente expusieron ser de una precisión indispensable, según las clases de enfermedades de que están instruidos, colocar dichos Hospitales en el campo en casas bien situadas y ventiladas, separadas de la población, a fin de precaver el que aquellas se propaguen y que los enfermos disfruten de un aire libre y puro”.
Tras esta certera visión profiláctica, que consideramos muy avanzada para una época tan distante aún de Pasteur, la Junta acuerda: “Que en atención a lo expuesto por los facultativos y a ser constante no haber a la inmediación de la villa edificios más capaces para colocar en ellos los doscientos seis enfermos de gravedad mejor situados y más bien ventilados, que las dos casas de campo del Conde de Priegue y de la señora de Montenegro inmediata a aquella, sita la primera en la parroquia de Santo Tomé de Freixeiro, y la segunda en Santa Marta de Castrelos, señalándolas como desde luego la señalan para el objeto indicado, se oficie a Su Merced el Juez Ordinario de esta villa para que inmediatamente proceda a su franqueo y desalojo bajo responsabilidad, dejando a sus respectivos mayordomos la precisa habitación, con separación del resto de la casa y de forma que por ningún estilo puedan tener roce ni comunicación con las en que se coloquen los enfermos. Asimismo se conviene se conteste al Sr. Mayor General que mañana entre siete y ocho de ella disponga se desembarquen en el arenal de Coia los referidos enfermos, y que desde allí se conduzcan por la tripulación de la Escuadra a los Hospitales, y que para evitar la deserción y que haya alguna voz, se forme un cordón de paisanos desde dicho arenal a los citados edificios, y de trecho en trecho se pongan religiosos de San Francisco, a cuyo fin se pase oficio a su prelado para prestar a los enfermos que lo necesiten los auxilios y consuelos espirituales, y se acordonen las dos casas impidiendo su comunicación”.
Como hemos dicho, los enfermos de mayor gravedad fueron alojados en el navío francés Atlas, habilitado para hospital flotante.
29 de julio de 1805. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).