El otoño presenta unos colores que no desmerecen con respecto a los de la primavera o cualquier otra estación del año. Los verdes combinan con los amarillos y ocres provocando un cromatismo digno de admirar. Este efecto se transfiere al suelo de las plazas y las calles, que se llenan de hojas.
Como ejemplo traemos esta imagen de la Praza da Independencia. El pequeño estanque en el que desemboca la cascada de agua que discurre por la Rúa Pintor Colmeiro en dirección a la plaza, se llena de hojarasca.
La imagen resulta llamativa, colorista, y, a la vez, engañosa, puesto que bajo ese manto existe una fina capa de agua que forma parte de los juegos de los más pequeños. Una imagen de otoño que constituye un espectáculo para la vista.