El hecho se repite continuamente, pero sigue quedando impune. Ya lo hemos comentado en alguna ocasión. Puede observarse claramente que el coche blanco está aparcado en la curva, igual que el granate, y ambos dificultan el paso. En ocasiones, algunos coches se aparcan durante horas junto a los contenedores de basuras o en las paradas de autobuses urbanos; y tampoco pasa nada.
Los infractores se amparan en la falta de plazas de aparcamiento y en el precio de los aparcamientos subterráneos y de la zona azul. Lo cierto es que los coches no pueden acompañarnos a todas partes, simplemente son una utilidad para nuestros desplazamientos, y que también es preciso darle prioridad a los transportes urbanos, a los autobuses y a los taxis, con los que evitaremos atascos, aparcamientos, y pérdidas de tiempo, y que al final resultan mucho más rentables. Es absurdo que para desplazamientos urbanos de un kilómetro o incluso menos algunas personas sigan utilizando el coche como si fuera una extensión de su propio cuerpo.
Es evidente que el número de coches particulares debe disminuir en el casco urbano de las grandes ciudades y en concreto en la ciudad de Vigo. Habría que tomar algunas medidas. Una de ellas podría ser el establecimiento de la Policía Municipal de Movilidad, aunque la medida no resultaría muy popular.