“Prevengan a sus familias”, publicaba el diario portugués ‘O Século’ bajo la foto de dos menores vigueses, posando con la actitud de unos pícaros sacados de un cuadro de Murillo. O de dos pandilleros buscavidas en la película ‘Érase una vez en América’. Aquel 8 de octubre de 1926, los protagonistas de la noticia eran dos chavales, Julián Diéguez y Rogelio Aguado, recién sorprendidos en el puerto de Lisboa como polizones a bordo de un trasatlántico llegado desde Vigo y en camino hacia Buenos Aires para ‘hacer las Américas’. En Portugal, sin ni siquiera haber abandonado la Vieja Europa, terminaba hace un siglo la osadía de estos dos aventureros.
Encontramos la foto en el Archivo Naciónal de Portugal, en Torre do Tombo, para reconstruir la historia, que comienza con el diario ‘O Século’, que publicó la noticia aquel otoño de 1926, acompañada de la fotografía de los dos polizones vigueses, en comisaría a la espera de ser repatriados. “Viagem forçada de dois rapazes espanhois”, anota el periódico.
Días después, el diario El Pueblo Gallego publica en Vigo la información de la repatriación de los dos chicos, bajo el título: “Dos menores vigueses. Desde Lisboa, salieron para Vigo”. El cuerpo de la noticia recoge la nota del corresponsal en Lisboa: “En telefonema urgente, recibido anoche, nuestra agencia en la capital portuguesa nos comunica lo siguiente: Lisboa. Los dos menores de edad Julián Diéguez y Rogelio Aguado, vigueses llegados a bordo del trasatlántico ‘Monte Olivia’, han desembarcado en Lisboa, y ayer salieron con dirección a Vigo en el tren. Prevengan a sus familias”.
No sabemos cómo serían recibidos en casa Rogelio y Julián tras el fiasco de su aventura americana. Tampoco conocemos si finalmente volvieron a intentarlo, ya como mayores de edad, años más tarde. Ni si tienen descendientes a uno u otro lado del charco. Pero lo cierto es que en aquel tiempo, en el año 1926, se vivía uno de los momentos álgidos de la emigración hacia América desde el puerto de Vigo. Y abundaba también la figura del polizón, que intentaba colarse en aquellos paquebotes sin billete o era captado, engañado y víctima de una mafia de tráfico de personas.
Por ejemplo, aquel mismo año de 1926, en el mes de abril, se celebró un Consejo de Guerra contra José y Luis Mengot, dos hermanos procesados por haber sido encontrados como polizones a bordo del buque Cabo Creus. Hay que recordar que, en aquella época, se sumaba el delito de abandonar el país para eludir el servicio militar obligatorio, lo que convertía al emigrante en prófugo.
Las mafias operaban a sus anchas en el puerto de Vigo, como demuestra la noticia que encontramos en el diario El Pueblo Gallego el 23 de diciembre de 1924: “La Guardia Civil desbarata una organización clandestina para embarcar polizones en Vigo”. La información narra que fueron detenidos Víctor Samameigo, de La Bañeza, Quilino Crespo, de Zamora; Perfecto Montes, de Carbia; Antonio Vázquez, de Ourense; Pedro Casal, de Lalín; y Francisco Rodríguez, de Portugal.
Todos ellos habían entregado cantidades a varias familias y agentes clandestinos de embarques para poder emigrar como polizones. Por desgracia, los responsables de todo ello, los tratantes de seres humanos, pudieron entonces huir de la justicia: “Dichos individuos fueron puestos a disposición del Juzgado de primera instancia, no habiendo sido detenidos los intermediarios por haberse ausentado de Vigo”.
Y no sólo salían polizones desde Vigo gracias a estas redes de traficantes, sino que este puerto también era escala de otros viajeros sin billete, en ambas direcciones. El 10 de junio de 1932 leemos en El Pueblo Gallego: “A bordo del trasatlántico francés Rochambeau que, procedente de Nueva York, llegó ayer a Vigo venían veinticinco polizones que fueron entregados por la autoridad de Marina a la gubernativa”. Aunque hoy puede parecer sorprendente, lo cierto es que venían desde Estados Unidos hacia Europa. Aunque lo más común era el sentido contrario, el que llevaba a ‘hacer las Américas’: el 29 de febrero de 1924 publicaba el diario: “Del vapor alemán “Sierra Nevada” fueron desembarcados ayer cuatro polizones alemanes y entregados a la policía de esta ciudad, que los reexpedirá a su país natal en el vapor ‘Galicia’ que arribará hoy a este puerto”.
Así que el tráfico de polizones fue una realidad que acompañó a las grandes migraciones entre Europa y América a comienzos del siglo XX. Como la que protagonizaron los menores Julián y Rogelio, dos pícaros cuya foto de fin de aventura acabamos de encontrar en el Archivo Histórico Nacional de Portugal en Torre do Tombo, en Lisboa. “Prevengan a sus familias”.