«La llegada de la fragata ‘Abella’ días pasados, trayendo un buen número de colonos destinados a Cuba, gravemente enfermos de peste, ha sembrado la alarma en la población gallega, pese al aislamiento del pasaje y la tripulación en el Lazareto de San Simón. Con esta fecha , se da el resumen siguiente sobre la suerte de aquel contingente humano: atacados de la enfermedad, 58; muertos en A Coruña, 1; id. en la travesía del Atlántico, 6; id. de A Coruña a Vigo, 1; id. de Vigo al Lazareto, 3; id. en el Lazareto, 9; curados , 9; en tratamiento, 28. Como se ve, el mar causaba terribles estragos. Alguna Prensa alarmista pide la supresión de aquel centro preventivo, alegando que pronto estará toda la población apestada. Faro de Vigo sale al paso, tratando de infundir calma y serenidad en los ánimos:
“Dicen que estamos apestados, y nos sitian como a fieras por todos los límites de la provincia… La paralización del comercio, el abatimiento de las artes, y como resultado la miseria y el hambre de muchos pueblos, van haciendo demasiado sensible esta verdad, como la ineficacia de los cordones sanitarios, desgraciadamente demostrada por el dedo de la Providencia.
En efecto, se había aislado a la población de Vigo, impidiendo la entrada en las villas y ciudades limítrofes de las mercancías y viajeros procedentes de nuestra ciudad. El personal del Lazareto, cuyo director era el médico don Benigno María Cid, trabajaba denodadamente, con los primitivos medios a su alcance, para impedir la propagación del mal. “El Lazareto de San Simón- prosigue el Faro- carece de un depósito de víveres y otros artículos de primera necesidad por cuenta del Estado; pero el propietario de la fonda, don Manuel Pérez, al llegar los primeros enfermos, con una filantropía que le honra, acudió a ofrecerse al Alcaide con cuanto hubiese en su establecimiento y siministró en el momento los alimentos y demás auxilios que fueron precisos.”
“Tranquilícese, pues, el país y tenga confianza en el laudable celo de tan dignos empleados. Con el auxilio de la Providencia que vela sobre nosotros, con las excelentísimas cualidades higiénicas que encierra el Lazareto de San Simón, sabrán contener en aquel recinto el terrible azote hasta extinguirlo, encerrado ya exclusivamente en las estancias del hospital”.
“Empero- concluye el expresado periódico- preciso es decirlo, no éramos imprevisores cuando temíamos por esas emigraciones de colonos para la Isla de Cuba, cuando deseábamos que esta desgraciada Galicia, cuyos males arranca lágrimas de nuestro corazón, no juntase a sus dolorosos padecimientos la triste y posible desgracia de ver partir a sus hijos, desnudos como a estos infelices, y quizá próximos a perecer bajo el sello de la miseria, aún llevan impreso en su semblante”.
14 de mayo de 1854. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Ediciones Monterrey, 1960).