Un año más, el inicio de las clases ha motivado que las plazas de Vigo se llenen de alegría. Esa alegría de las niñas y los niños correteando y jugando en los parques y en las plazas que contrasta con el ambiente tranquilo de las tardes de verano, cuando la mayoría de la gente está en las playas.
En esta fotografía puede verse la Praza da Independencia un día de semana después de terminar las clases. Los bancos están ocupados por los mayores que esperan o vigilan a los más pequeños, o que simplemente disfrutan observándolos. Fuera de la imagen, aunque también forma parte del conjunto, está el habitual payaso que vende las figuras hechas con globos al ritmo de una música pegadiza, y, de vez en cuando, en otra parte de la plaza también está la señora que vende los barquillos anunciándolos con una voz potente que llega a todos los rincones.