En las proximidades de la ciudad de Vigo también es muy popular la romería en torno a la ermita de la santa, en Beade. Y algunas personas que ya peinan canas aún recuerdan una anécdota de la posguerra española. Todos los años amanecía el día de Santa Ana con una bandera republicana enarbolada en lo alto del campanario de la ermita. Rápidamente, la Guardia Civil procedía a retirarla. Las sospechas siempre apuntaban —y así lo confirmó el paso del tiempo— a un republicano que vivía en el exilio americano, y que sufragaba el encargo a un vecino que arriesgaba su integridad en unos tiempos en los que este hecho estaba severamente castigado. Lo cierto es que la Guardia Civil ya había concluido sus investigaciones poco después de la primera ocasión, hilando perfectamente los contactos existentes entre Galicia y América, entre el republicano exiliado y el vecino a sueldo, sin embargo, nunca decidió llegar más lejos que retirar la enseña porque la anécdota de la bandera republicana era un hecho aislado y casi nadie llegaba a enterarse, y hubiera sido mucho peor avivar un fuego que, siquiera, permanecía adormecido.