Esta pintada está en la plaza de Vialia, en Vigo. Representa a Gisèle Pélicot, la mujer francesa de 72 años que fue violada durante una década por más de setenta (70) hombres de todas las edades y con profesiones de todo tipo a los que el marido facilitaba las cosas después de drogarla. Este crimen seguiría produciéndose de no ser porque se descubrió por una razón fortuita. Incluso se desconoce si también fueron víctimas otros familiares. El cómputo de violaciones a las que fue sometida esta víctima asciende a más de noventa (90).
Gisèle Pélicot, con la valentía de haber denunciado a su marido y dar la cara abiertamente ante todos los medios de comunicación, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra una lacra que permanece oculta, porque es posible que no se trate de un caso aislado, ni en Francia ni en el resto del mundo. En el lateral del grafiti de Vigo puede leerse “Era un marido excepcional. Es un violador”. Y al otro lado de la imagen, en francés, la reivindicación “Que la vergüenza cambie de bando”.
Es evidente que el caso de Gisèle Pélicot no puede generalizarse, pero pueden existir otros casos ocultos y es preciso estar alerta porque quienes parecen más inocentes pueden ser los más peligrosos. Desgraciadamente, en este siglo XXI la mujer sigue siendo la víctima de todo tipo de abusos y a veces incluso paga con su propia vida, como si nacer mujer fuera una desgracia. Es preciso establecer mecanismos de protección que verdaderamente funcionen y que generen confianza, y establecer, también, fuertes castigos sin ningún tipo de negociación o exención para los verdugos, porque, en la actualidad, matar una mujer y violarla sale muy barato.