En la Gran Vía de Vigo existe una fuente de preciosa manufactura cuya figura principal representa a un hombre de edad con un cántaro bajo el brazo del que mana agua. Muchos vecinos acuden a esta fuente para llenar cubos, tinas y botellas. Sin embargo, el caudal de agua resulta tan exánime que el llenado se convierte en una tarea de mucho tiempo y de enorme paciencia. No estaría de más que los técnicos municipales revisaran la instalación; el vecindario les quedaría muy agradecido y, además, la imagen de la fuente recuperaría su esplendor, porque, así las cosas, va a ser conocida como la fuente del chorrito.