Salvador Massó Palau formó parte de la diáspora catalana que comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII, desde localidades del litoral de Gerona a las Rias Bajas gallegas atraídos por la abundancia de sardina en nuestras aguas. Estos “fomentadores” trajeron un tipo de red “la jábega” y también la técnica de la salazón.
La mayoría de estos catalanes procedían de Blanes y de otras localidades como Calella, Canet de Mar, Vilanova y la Geltrú, Arenys de Mar y Sant Pol entre otras. Estas gentes poseían un gran arraigo a su tierra de origen, mantenían tradiciones y costumbres propias y solían casarse con mujeres de sus pueblos de origen.
Salvador Massó Palau era uno de tantos propietarios de pequeña industria salazonera del litoral gerundense, que un día decidió cambiar no de país pero si de mar, y cambió el Meditarráneo por el Atlántico de nuestras rías. Así sabemos que en 1816 Salvador Massó fundó en la localidad de Bueu un almacén de salazón.
No tenemos más noticias de la familia Massó hasta julio de 1883, año en que Salvador Massó junto a sus hijos Gaspar (foto inferior derecha) y Salvador decide cambiar las técnicas de salazón por la de las conservas tipo Nantes, que fueron traídas a Galicia por industriales bretones.
Estos conserveros franceses a causa de la escasez de capturas de sardina en sus aguas, se aventuran por las costas atlánticas de Portugal y Galicia para poder continuar con su negocio. Ellos eran los que conocían el modo de conservar alimentos en envases de hoja-lata. De esta manera un problema de los conserveros franceses proporcionó a Galicia un tipo de industria que tan importante sería en el futuro para nuestras localidades costeras.
Los franceses llegan a acuerdos con industriales gallego-catalanes que se dedicaban al salazón para fundar sociedades con el fin de fabricar conservas de pescado (sardina fundamentalmente) y posteriormente enviarlas a Francia.
Se envían latas en blanco sin denominación de origen para que puedan pasar por francesas. En Francia a las latas enviadas se les pone la identificación de la marca francesa sin mencionar el origen español del producto.
Las conservas de sardina en aceite fabricadas en Galicia tienen tanta aceptación por los mercados, que los fabricantes de nuestras conserveras se dan cuenta que tienen que abandonar la dependencia francesa y abrir nuevos mercados con marca propia.
Cartel de Federico Ribas.
La firma Salvador Massó e Hijos había comenzado su trayectoria conservera junto a los industriales franceses y a Félix R. Domingo en 1883 creando la sociedad La Perfección, con un capital social de 20.000 pesetas. Salvo la sardina toda la materia prima necesaria para la fabricación, al igual que el personal técnico venía de Francia. Massó aporta la sardina y el lugar de fabricación. Las latas se envían a la firma Dargenton y Domingo que las distribuye en Francia y otros países europeos.
La firma Massó tiene claro desde el principio que la innovación tiene que ser una característica de su marca, de esta manera sabe que la diversificación en nuevos productos y nuevas marcas es fundamental si quiere crecer como empresa. Así muy pronto intenta fabricar conservas de otras especies como mejillón y berberecho.
En 1889 la segunda generación de los Massó diseña una lata de apertura fácil cuya patente poseía un fabricante francés. Massó decide inteligentemente que la nueva marca sea El Fígaro (Fígaro era un personaje en la opera de Rossini “El Barbero de Sevilla”) un nombre que funciona en la cultura francesa y en la española. De esta forma Massó introduce sutilmente el origen español de la conserva.
Massó además cree que la calidad del producto se debe ver en el interior y en el exterior de la conserva, de ahí que cuida al máximo la presentación exterior toda en color, acompañado de una correcta información en la lata para que el cliente sepa lo que compra.
Muelle enfrente de la planta Massó. Bueu, 1920.
En 1898 el fundador ya ha fallecido y los hermanos Gaspar y Salvador Massó creen que ya pueden volar solos y deciden disolver la sociedad con sus socios franceses. La nueva sociedad se dedicará a la fabricación de conservas y salazones de pescado, compra-venta de harinas, de redes y de cualquier objeto necesario para la pesca.
En 1905 las autoridades francesas legislan de forma que en las latas de conserva figure el lugar de procedencia con la frase “Importé d’Espagne”. Los conserveros gallegos siguen con sus marcas de nombres en francés durante un tiempo ya que los mercados están así acostumbrados.
Interior de la planta de Cangas.
El periodo que duró la I Guerra Mundial fue de gran bonanza económica para muchas empresas españolas al aprovecharse de que España era un pais neutral, tambien lo fue para Massó, lo que le permitió una gran acumulación de capital. Estos fondos fueron invertidos en otras empresas de Vigo y comarca y tambien en la construcción de buques pesqueros de vapor. Los buques de Massó fueron los primeros en incorporar la caldera de vapor y el motor de explosión.
La sociedad Massó en aquellos momentos ya envasaba sus productos con varias marcas como Massó, Kairel, El Porrón, Gaviota, Massó Brand y exportaba parte de su producción a Francia y otros paises europeos, y en América a Argentina, Cuba y Estados Unidos.
Punta Balea, en Cangas.
En 1929 la sociedad regular colectiva de Massó se disolvió para crear la sociedad Massó Hermanos S.A. con domicilio en Vigo y un capital social de 5 millones de pesetas. Gaspar Massó García primogénito de Gaspar Massó Ferrer es nombrado director gerente de la sociedad. Su hermano José María sería nombrado vicepresidente y Antonio secretario del consejo de administración. Durante la guerra civil la sociedad Massó mejoró sus cuentas de resultados ya que suministró una buena parte de su producción al ejército del “bando nacional”, al igual que hicieron otras empresas alimentarias gallegas.
En esta década de los años 30, Massó tenía en plantilla alrededor de 600 mujeres y 100 hombres. Las mujeres entraban de adolescentes en la fábrica como auxiliares de las veteranas que hacían el trabajo. Las auxiliares les daban las tapas de los envases a las mayores y veían como se hacía. Un tiempo más tarde las jóvenes realizaban el mismo trabajo bajo la vigilancia de aquellas. Era la forma de aprender el oficio que por otra parte existía en todo tipo de oficios.
En estos años la fábrica de Bueu se había quedado pequeña para la producción de la firma y se requería una ampliación o construir una nueva planta. Esta fue la opción elegida y en 1937 se inicia la construcción de la fábrica en Cangas do Morrazo.
Útiles de la caza de ballenas. Museo Massó.
La fábrica de Cangas se iba a construir sobre una parcela de 20 Has. bajo proyecto del inge-niero Tomas Bolívar Sequeiros y el arquitecto Jacobo Stens Romero. En el proyecto del nuevo edificio destacaba la torre y la gran cristalera que llenaba de luz el interior de la planta construida en hormigón armado, y que llegó a ser la mayor planta conservera de Europa. Contaba con una zona para fabricación de envases y otra para procesado de pescado y enlatado, además de los almacenes y las oficinas correspondientes.
Tambien se construyó un varadero para la reparación de barcos pesqueros y una zona para secado de redes y sus aparejos, además de fábrica de hielo y de harina de pescado, cámaras frigoríficas, taller mecánico y una central eléctrica. El complejo contaba también con guardería, hospedería y viviendas para los trabajadores. En 1939 finalizaron las obras.
En los años 40 hubo escasez de sardina y además el nuevo régimen salido de la guerra civil era intervencionista en política de precios, con lo que limitaba los beneficios empresariales. Ante esto Gaspar Massó opta por disponer de fábricas allí donde se obtenía la materia prima, de esta forma adquirieron una fábrica en Avilés para la anchoa y el bonito y otra en Barbate para la sardina del Golfo de Cádiz.
Durante estos años Massó posee un buen departamento de innovación, así la empresa desarrolla tecnología propia en cuanto a su maquinaria y adapta otras desarrolladas en otros países europeos. Esta nueva tecnología como la de canales de eviscerado y hornos de cocción continua, se utilizó en nuestra tierra y se pudo exportar a otros países ya que mejoraba la higiene del producto y aumentaba la productividad.
Los Massó tambien fueron importantes armadores ya que muy pronto se preocuparon por poseer buques pesqueros de bajura, lo que les proporcionaba mayor integración a su sociedad. Cuando Gaspar Massó llega a la dirección decide que además de bajura, necesitan barcos que pesquen en un caladero muy importante para Galicia como es el irlandés del Gran Sol. La construcción de la mayoría de estos barcos correrá a cargo de la empresa Hijos de J. Barreras.
Por otra parte llegados los años 50 Gaspar Massó será uno de los socios importantes y presidente de la sociedad M.A.R. S.A., dirigida por Javier Sensat Curbera, que llegará a administrar hasta 103 buques de pesca, entre ellos una veintena pertenecientes a Massó Hermanos.
En los años 60 Gaspar Massó procede a reestructurar la empresa. Decide abandonar la elaboración de envases y se integra en la sociedad francesa Carnaud que se instala en Vigo. Massó y Carnaud ya habían colaborado juntos anteriormente y les unía una franca amistad.
El proceso de reestructuración de la empresa se implanta a través del sistema Bedaux, que consigue una mayor productividad de las fábricas. Durante estos años había materia prima suficiente y se obtenía un buen producto que el mercado demandaba. La empresa se aprovecha de la bonanza económica del país y de una cierta liberalización de la economía.
En los años 70 y 80 Massó sufre al igual que otras grandes conserveras problemas de índole social, con gran elevación de costes debida a la subida de salarios y de índole financiera. Además acusan los problemas internacionales derivados de la crisis del petroleo surgida en 1973.
El final
Pero los problemas de la empresa se van agravando, así en 1988 la facturación de la empresa fue de 5.700 M. de pesetas (34,3 M. €) mientras que en 1990 la cifra había bajado a 3.100 M. de pesetas (18,6 M. €). En 1991 fallece Gaspar Massó, uno de los grandes industriales que dio Galicia.
En 1993 la Xunta de Galicia avaló un plan de viabilidad de la empresa y además adquirió el museo familiar. Al poco tiempo se cerró la factoría de Bueu y se redujo la plantilla con jubilaciones anticipadas, mientras se buscaba un comprador que nunca apareció. Meses después cerraba también la factoría de Cangas. Era el fin de una marca legendaria de la conserva gallega.
Gaspar Massó García
Gaspar Massó fue uno de los más grandes capitanes de empresa que tuvo Vigo y comarca en el siglo XX. Recibió una empresa que engrandeció y multiplicó su valor absolutamente. Siempre tuvo una visión de empresa y de su sector a largo plazo intentando preveer lo que depararía el futuro.
Para esto se ayudaba de sus viajes por todo el mundo viendo plantas conserveras en toda Europa y tambien en Canadá y Estados Unidos, de donde traía ideas para modernizar la producción y mejorar la vida de sus trabajadores. También acudía a ferias y congresos del sector donde solía ser uno de los ponentes, ya que su opinión siempre era escuchada con atención. Además de su empresa fue el presidente de MAR S.A. y representó al sector conservero tanto en España como en el extranjero.
Gaspar Massó siempre fue amigo de la escritura y de la literatura, de hecho escribió el libro “Pedro Madruga de Soutomaior Caudillo feudal” y “Comentarios Gastronómicos” sobre alimentación y conservas.
Gaspar Massó tambien se dedicó a la actividad política. Fue procurador en las Cortes Españolas. También ocupó el cargo de diputado provincial y formó parte del gobierno del ayuntamiento vigués. Su hermano José María fue alcalde Bueu durante más de treinta años
En los años 50 Gaspar Massó trasladó su residencia a Vigo donde ya tenía la sede de la empresa y para eso construyó un magnífico edificio en piedra en la Plaza de Compostela.
La división ballenera
La tradición ballenera de Galicia que tuvo su culmen en el siglo XVII, volvió a retomarse después de la II Guerra Mundial. Así en 1951 la coruñesa Industria Ballenera S.A. (IBSA) comenzó su actividad con dos buques a vapor. Se da la circunstancia que en esta época la mayoría de los barcos pesqueros incorporan motores diesel, pero en la caza de ballenas se prefiere el vapor porque es más silencioso y permite acercarse mejor a los cetáceos.
En 1955 la sociedad Massó Hermanos junto a las firmas IBSA e Hijos de J. Barreras fundan Factoría de Balea C.B., teniendo su planta en Punta Balea, en Cangas del Morrazo muy próxima a la factoria Massó.
Hospedería Massó.
Sin embargo la firma Massó llegó a tener su propia licencia en 1964 estableciendo otra planta en la mariña lucense, concretamente en la localidad de Morás situada entre Viveiro y Burela. En los años 70 tanto Factoría de Balea como Massó Hermanos se fusionarían con IBSA, teniendo la familia Massó la mayoría del capital social en la empresa resultante.
La pesca de cetáceos se caracterizaba porque se realizaba entre abril y octubre, siendo el rorcual común y el cachalote las especies más buscadas.
En 1980 uno de los barcos de la empresa atracado en el puerto de Marín sufre un atentado con explosivos y provoca su hundimiento. La moratoria de la Comisión Ballenera Internacional en 1986 sobre la pesca de ballenas provoca el cierre de la empresa y de las plantas de Morás (1979) y de Cangas (1985).
Política social
La política social de la firma Massó se puede resumir hablando de la trayectoria profesional de Ana María Soto Landeira que fue la primera asistente social que trabajó en Galicia. La familia Massó la contrató para ayudar a las personas que trabajaban en sus fábricas.
Al principio comenzó a hablar con los trabajadores y sus familias yendo a sus casas e intentando ayudar en problemas de toda índole. Ana María fue muy bien acogida llegando a conseguir que en la fábrica se instalase una guardería, con lo que mejoró mucho la higiene y la alimentación de los niños y tambien gestionó numerosas becas de estudios para los hijos de las personas empleadas.
En el recinto de la fábrica se construyó un comedor, una hospedería y viviendas para los trabajadores. Ana María Soto reconoció que la firma Massó Hermanos fue un modelo en el tema de la asistencia social con sus empleados.
Museo Massó
Situémonos en 1928, año en que el padre de la radio Guillermo Marconi llegó a Vigo en su yate Elettra. El inventor italiano estableció contacto con las fuerzas vivas de la ciudad entre las que se encontraba la familia Massó.
Estos le invitaron a su vivienda de Bueu mostrándole tambien su magnífica colección de valiosos libros, instrumentos naúticos y ejemplares de cartografía, ante lo cual Marconi debió quedar tan agradablemente sorprendido que les sugirió que debían concentrar las colecciones en un museo.
En 1932 la sugerencia de Marconi se hizo realidad y el museo Massó quedó oficialmente constituido. Hoy el magnífico museo se ubica en la antigua fábrica de Bueu y la titularidad del mismo la tiene la Xunta de Galicia desde el 4 de julio de 2002.
Consta de dos plantas, en la planta baja se pueden ver embarcaciones tradionales de pesca, útiles de salazón y maquinaria de la planta conservera. También se puede ver material utilizado en la caza de ballenas. En la planta superior se pueden contemplar instrumentos de relacionados con la navegación, la astronomía y la cartografía.
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