La hojalata era el material adecuado para elaborar envases metálicos para las conservas, debido a que es un material maleable, ligero y robusto compuesto por planchas de hierro, decapadas al ácido y recubiertas por un baño de estaño, siendo la región checa de Bohemia donde parece que se utilizó por primera vez.
En España en el siglo XIX la hojalata se importaba de Francia e Inglaterra, pero a finales de este siglo ya había fábricas productoras de hojalata en Vizcaya como La Iberia de Sestao, además de Rochelt y Cía., la fábrica de Goitia en la vecina Guipúzcoa y la Basconia Fábrica de Hoja de Lata en Basauri.
La ciudad se echó a la calle
Pero en 1890 se produce un hecho en Vigo digno de reseñar. Y es que debido a que las conserveras que tenían sección de envases y las empresas metalgráficas no podían importar libremente la hojalata de Inglaterra, había que adquirirla obligatoriamente a las empresas situadas en las orillas de la ría de Bilbao.
Como las fábricas vizcaínas no podían satisfacer la demanda de nuestras fábricas, algunas de las conserveras viguesas debieron detener su producción. Esto inflamó a la ciudadanía viguesa que ganó la calle aquel 9 de marzo de 1890 y gritó consignas contra los miembros del gobierno de la nación.
Unas diez mil personas se echaron a las 8 de la mañana a la calle al ritmo de la banda municipal y recorrieron las principales calles de la ciudad. Una extraña manifestación porque reunió a patrones y trabajadores juntos detrás de la misma pancarta.
“Justicia para la admisión temporal de la hoja de lata y el estaño” era la leyenda de la pancarta que portaban conserveros, trabajadores, pescadores de Alcabre, Bouzas, Coia, Teis y Rande, los boteros del puerto y obreros de fundición. En aquella ocasión la patronal movilizó a sus trabajadores para presionar al ministro de Hacienda para que modificara la legislación.
A las 9 de la mañana todos ellos iniciaban la marcha hacia la plaza de la Constitución, donde una comisión se entrevistó con el alcalde Velázquez Barrio. La comisión reclamó al alcalde su intermediación ante los ministerios de Hacienda y Fomento.
Más tarde los manifestantes se dirigieron a la sede de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación para conseguir el apoyo de la misma. Tambien protestaron ante la casa del senador Bárcena, la Comandancia de Marina y el Gobierno Militar.
La corporación municipal se reunió al dia siguiente y acordó enviar sendos telegramas a los ministerios de Hacienda y Fomento para respaldar las peticiones de los manifestantes.
En el mes de julio, Fernando Cos-Gayón, ministro de Hacienda, resuelve en contra de los intereses vigueses. Basicamente porque los industriales vizcaínos, con buenas relaciones en los ministerios madrileños, querían tener el mercado español cautivo para garantizar sus cuentas de resultados.
El cronista local Jose María Alvarez Blázquez lo narraba así en su libro «La ciudad y los dias». «Las industrias conserveras y pesqueras en pleno (fabricantes, armadores, obreros del mar y tierra) se manifestaban públicamente pidiendo a los poderes públicos libertad de importación de hojalata y estaño con destino a la conservación de la pesca. La ciudad entera de Vigo se suma a los manifestantes, en una unánime e impresionante demostración de la que se hace eco la prensa nacional. Se cursan telegramas a las autoridades de la provincia y al Gobierno, no obstante el ministro de Hacienda Fernando Cos-Gayón (diputado por Lugo), hace caso omiso de sus demandas. Cos-Gayón era un teórico y además, tampoco era de Lugo. Quede aquí constancia de que el 9 de marzo de 1890, la ciudadanía viguesa tuvo conciencia de que sus derechos estaban siendo pisoteados y estaba dispuesta a pelear por ellos».
A continuación veremos unas pinceladas de una gran empresa metalgráfica viguesa como era La Artística.
La Artística Manufactura de Hoja de Lata
Eugenio Fadrique (en la imagen de la izquierda) fue el administrador de una gran empresa de litografiado como La Artística, además ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio durante más de quince años, presidió el Depósito Franco (la Zona Franca de hoy), fue consejero de Fenosa y del Banco de Vigo, además de representante de la Asociación Metalgráfica Española y aún tuvo tiempo para dedicarse a la política y participar en el gobierno municipal a través de la Liga de Defensores de Vigo. Por último, se encargó de tareas de beneficencia como directivo de la Casa de Caridad.
Eugenio fue el primogénito de cuatro hermanos y muy joven se desplaza a A Coruña para trabajar en La Artística, propiedad de Germán Suárez y Salgado. La sociedad se dedicaba a la fabricación de envases metálicos para conservas en general y a la litografía en color de las latas de conservas, con lo que la estancia en la capital herculina le sirve al joven Eugenio para aprender el oficio.
La antigua fábrica.
La litografía de los envases de hojalata se había convertido en una industria importante ya que daba toda la información que deseaba saber el cliente de una lata de conservas, además proporcionaba la decoración a la misma y personalizaba la marca.
En Vigo mientras tanto, la industria relacionada con el mar iba creciendo al ritmo de la ciudad y algunos conserveros importantes de nuestra ciudad habían sugerido a los propietarios de La Artística que abrieran una sucursal en Vigo dado el tamaño del sector conservero local.
De esta manera en 1906 se creaba la sociedad Germán Suárez, Salgado y Fadrique con un capital de 40.000 pesetas, cuyo 20% era aportado por Eugenio Fadrique, siendo él mismo el que administraría la sociedad. Esto supuso su traslado definitivo a nuestra ciudad.
Interior de la fábrica.
En 1910 la sociedad pasa a denominarse Hermanos Suárez, Salgado y Fadrique y la razón social será La Artística Manufacturas de Hoja de Lata, continuando Eugenio Fadrique como administrador y gerente.
La sección de envases será ahora mayor, contará con nueva maquinaria y habrá una nueva división de cierres de goma, material imprescindible para el cierre de las latas. Las empresas metalgráficas gallegas de aquellos años estaban entre las primeras de España, de manera que elaboraban envases para además de pescado, otros alimentos como café, aceite o galletas y fabricaban otros tipos de objetos como carteles publicitarios, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días.
Procesadndo latas.
Pero en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial que provocó en nuestras conserveras grandes acúmulos de capital, ya que había mayor demanda mundial y se podía vender a mayores precios. En las empresas metalgráficas también hubo lógicamente, una mayor carga de trabajo y mayor beneficio empresarial.
Este aumento de capital se tradujo en mejoras de las fábricas que se hicieron más grandes y modernas. En La Artística la división de gomas al final de la guerra ya proporcionaba beneficios y además se creó una nueva división o taller de fabricación de máquinas para la propia fábrica, ya que con la imposibilidad de importar en el período bélico hubo que agudizar el ingenio y comenzar a fabricar nuevas máquinas para la fábrica como sertidoras, estañadoras o engomadoras entre otras.
Este nuevo taller derivó en una nueva empresa. Talleres Mecanicos Alonarti S.A.. constituida en 1921, con capital aportado por La Artística, Jose Alcántara Fernández y en un primer momento por la sociedad Antonio Alonso, Hijos (a la derecha, publicidad de Alonarti).
La Guerra Civil
En Vigo las fábricas del sector del metal fueron intervenidas para la fabricación de material de guerra. La Artística no fue una excepción por lo que el ejército se incautó de la fábrica y comenzó la producción de granadas Lafitte.
Se producían en turnos diurnos y nocturnos, por lo que Eugenio Fadrique determinó la creación en la fábrica de una cantina y un economato para los trabajadores (con moneda propia) y una casa-cuna atendida por una enfermera y auxiliares para el cuidado de los hijos pequeños de las empleadas.
Durante la guerra las materias primas hubo que buscarlas y cambiar de proveedores, así la hojalata se importó de Alemania al no poder hacerlo desde Vizcaya. El caucho inglés para los anillos de cierre siguió llegando aunque muchas veces lo hizo vía Oporto.
A pesar de todo el período bélico había sido bueno para la economía de La Artística de forma que los beneficios se utilizaron en la compra de maquinaria, construcción de nuevas naves y adquisición de inmuebles.
Moneda del economato de La Artística.
La postguerra
La tónica general en la postguerra fue la carencia de todas las materias primas hasta llegar a los años 50 en que la economía comenzó a normalizarse.
En esta época Eugenio Fadrique ya acusaba la edad y el empuje de la empresa lo ponía su hijo Eugenio Fadrique del Rio. La nueva tecnología de goma líquida la pudieron implementar en la empresa gracias a contactos con químicos británicos y alguna importación de maquinaria que se pudo hacer de Estados Unidos.
En Talleres Mecánicos Alonarti se consiguió producir maquinaria propia para la aplicación de esta nueva técnica bajo la dirección de Enrique Miramontes Montes. Así en 1950 pudo ser presentada la primera máquina engomadora de La Artistíca-Alonarti que engomaba 60 latas al minuto.
Pero la economía española cambió a partir de la liberalización de 1959, España se abrió al exterior, se apoyaron las exportaciones y llegó el capital extranjero, europeo y norteamericano, éste gracias a los acuerdos entre Franco y Eisenhower de 1953, basados en un acuerdo defensivo y otro de ayuda económica. Digamos que a partir de ese acuerdo la economía española comenzó a levantarse dando comienzo al “desarrollismo”.
En los 60 la economía es mucho más competitiva y se instala en las proximidades de Barcelona la empresa norteamericana Delwey and Almy Chemical Group que ya poseía plantas en Francia y Reino Unido.
En La Artística se produce la sucesión de Eugenio Fadrique por su hijo Eugenio Fadrique del Río como presidente del consejo de administración y el nombramiento de Luis Meijide González como director general, lo que trae nuevas técnicas de gestión y una profunda reorganización de la empresa, produciéndose una gran potenciación de la división química.
Se aumentó el personal de esta división, se renovó la maquinaria y se desarrollaron nuevos tipos de goma líquida gracias al departamento de investigación.
En la década de los 70 el grueso de las ventas cambia del mercado nacional al internacional, estableciendo un gran contrato con Carnaud-Vigo y con otras sociedades del mismo grupo en Francia y otros paises de influencia francesa. A finales de los 80 La Artística se reorganiza con un cambio sustancial para intentar atender el mercado mundial.
La empresa, hoy
Hoy la empresa viguesa es líder mundial en su sector exportando el 90% de su producción y teniendo a clientes cuyas marcas son Coca-Cola, Nestlé o Heineken. La empresa continúa su producción basándose en valores que le han permitido llegar hasta hoy como tradición, tecnología e innovación.
En la actualidad la empresa Actega Artística, de capital germano desde 2004, está presente en la zona Mercosur y en EE.UU. y tiene previsto abrir nuevas plantas en el continente asiático.
Fuente: 25 Empresas del Vigo de siempre. Ed. Cardeñoso.
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