Hemos descubierto el misterioso paradero de la estatua de Manuel Castro, dedicada al que fue vendedor de periódicos en la ciudad de Vigo. Manuel Castro se hizo muy popular en los años sesenta y setenta del pasado siglo XX por los equilibrios que realizaba con un periódico colocado sobre su dedo índice. Vestido con chaqueta gris, caminaba por la Rúa do Príncipe con un fajo de periódicos sujetos con una mano bajo el brazo y con la otra mano iba realizando sus originales equilibrios.
En ocasiones, colocaba sus periódicos muy ordenados sobre las escaleras de entrada de los antiguos Almacenes Alfredo Romero —actualmente Cortefiel—, y siempre anunciaba su mercancía vociferando: “¡Faro de Vigo!, ¡Ya!, ¡Pueblo!, ¡Prensa de Madrid!”
La ciudad de Vigo le dedicó una escultura realizada en bronce por el escultor Jandro Rodríguez, con un tamaño próximo al natural y un peso en torno a los 300 kilos. Se colocó al final de la Rúa do Príncipe, frente al museo Marco, y muy pronto se convirtió en un elemento indispensable del entorno urbano, siendo motivo de muchas fotografías de nativos y foráneos.
Sin embargo, durante varias ocasiones la estatua fue objeto de actos vandálicos, a pesar de la presencia de cámaras que, según dicen, nunca consiguieron grabar a los autores de los hechos.
En la última ocasión, para su reparación, se envió al taller Arte Bronce, el que fue el primitivo taller del escultor Xoán Piñeiro, ubicado en la calle que lleva su propio nombre, Rúa Xoán Piñeiro, en Goián. Durante el tiempo transcurrido, que ya son muchos meses, se echa en falta y en su lugar sólo permanece la placa, que pasa casi inadvertida
Lo sorprendente de la estatua de Manuel Castro es que hace mucho más de un año que ya está completamente reparada y reforzada, pero sigue esperando, solitaria, tal como puede comprobarse en la fotografía, a que el Concello de Vigo se decida a tomar una decisión para trasladarla a su emplazamiento. Algo incomprensible.