En los alrededores de las ciudades existen parajes casi iguales a aquellos que descubren quienes viajan buscando aventuras y rincones naturales. No hay que desplazarse demasiado lejos, sólo es necesario prestar un poco de atención a lo que nos rodea. Ahí tenemos esa imagen tan bucólica con esas cabras que disfrutan comiendo hierba y algunas de las hojas que cuelgan de las ramas de los arbustos. Esos rumiantes domésticos sí que saben disfrutar de la naturaleza y lo demuestran moviéndose ajenos a enorme ajetreo urbano y perturbador que está unos pocos metros más allá, como quien dice, al otro lado del asfalto y del cemento.