Pero echo en falta algo de sentido común -ese al que apela alocadamente Mariano Rajoy- para evitar situaciones como la que se aprecia en la fotografía (Pi y Margall), que asfixia la exposición comercial de un establecimiento que vive de su imagen, con una instalación de contenedores y recogida de residuos que cubre por completo el escaparate principal. La misma lógica que impide colocar estos gigantes verdes delante de una terraza o de un restaurante, debería seguirse para no tapiar a los negocios que cada día mueren haciéndose invisibles. Muy especialmente en aquellas calles en que las aceras son estrechas y las tiendas están alejadas del centro neurálgico comercial de la ciudad. Esto no pasa en Príncipe, no arrinconan a Inditex ni esconden con contenedores de ningún tipo los escaparates de El Corte Inglés. Por supuesto, no debe ocurrir, porque hay soluciones diferentes, sin demasiado esfuerzo para el Concello de Vigo, que debe defender también el derecho a sobrevivir del modesto pequeño y mediano comercio, con soluciones generosas y extraordinariamente sencillas. Porque «unha cidade fermosa» pasa también por una Administración amable que no complique innecesariamente la vida de los vecinos y vecinas que viven y trabajan en ella.