Incluso en algún caso esa mascota ha sido la compañera de desahogos sexuales caninos, sobre todo en el caso de los machos, con independencia de que la mascota sea un perro de tela, de plástico, un chinpancé o un pequeño rinoceronte.
Todo esto, que parece fruto de una imaginación calenturienta, es una auténtica realidad que bien conocen quienes tienen algún perro en su casa. Y las anécdotas relacionadas con las mascotas de nuestro perro son de lo más variadas, y tanto, que algunas parecen inimaginables. En muchos casos, esas mascotas artificiales son el sustitutivo de un embarazo psicológico, en cuyo caso los veterinarios aconsejan escondérselas para no crearles ningún tipo de dependencia. Nosotros no hemos llegado a saber si el perro de la fotografía lleva su mascota como un sustitutivo de la maternidad que tanto desea o si se trata de un simple juego canino. Sea como fuere, resulta una escena muy chocante y muy simpática.